agosto 26, 2009

Jaime Maussán, el censor

Jaime Maussán es un conocido vendedor de cuentos de platillitos voladores que medra en la patética televisión mexicana. Puede usted darse idea de qué tamaño las expele Maussán (al que Íker Jiménez llama "gran investigador" con toda desvergüenza) y se las comen sus seguidores, monaguillos o palafreneros (conocidos como "los maussanitas") en mi artículo "Génesis, desarrollo y perfeccionamiento de un embaucador", así como refocilarse en los muchos datos reunidos por Luis Ruiz Noguez en Marcianitos Verdes, o chapotear por las indecentes creencias maussaneras en caballos voladores y otras fumadas en Pro Pensamiento Crítico.

En resumen, salvo para algunos ciudadanos altamente despistados, Jaime Maussán en México es esencialmente objeto de burla, cuchufleta, befa, mofa, chunga, pitorreo, alcocarra, antruejada, coña, despiporre y risión. Esto más bien le tiene sin cuidado porque no da puntada sin hilo, es decir, cobra en riguroso directo cuanto hace, que es de lo que se trata la cosa.

Inspirado al parecer por los excesos de Uri Geller (que en su intento censor quedó en el más pavoroso ridículo, los vídeos de sus embustes sobran en YouTube), Jaime Maussán decidió emprenderla contra el sitio web Cazaovnis que tiene a su vez el canal de YouTube Depredador, donde reúne vídeos críticos y de denuncia sobre los más diversos embustes misteriológicos, entre ellos material que exhibe los delirios de Jaime Maussán, y sus engaños, tretas y falsedades.

Jaime Maussán, o más bien su empleado el Webmaster de Tercer Milenio (el programa de televisión de Maussán, no confundir con Milenio Tres, el programa de radio de Íker Jiménez ni con Cuarto Milenio, el programa de televisión de Íker Jiménez, es que muy originales no son estos muchachos), envió el siguiente correo al dueño del canal Depredador (haga clic en la imagen para verla más grande):



Evidentemente, es posible que algunas imágenes sean de la autoría de Maussán (cosa bastante dudosa, su negocio es vender los vídeos de otros, y no siempre pagándoles), en cuyo caso es posible que tuviera razón y esas imágenes debieran ser retiradas por cuestión de derechos de autor. Para lo cual tiene que identificarlas con toda precisión y demostrar su autoría, claro, no es cosa de decirlo y ya, como si fuera el testimonio de un platillito volante.

Pero de allí a afirmar, haciendo legislación-ficción de ésa que suelen perpetrar los misteriólogos, como en su momento Pedro Amorós o Bruno Cardeñosa, diciendo que todo "contenido con referencia a Jaime Maussán o su programa" se convierte automáticamente en propiedad intelectual del astuto empresario es, sin duda, un exceso. Sin ir más lejos, esta entrada hace referencia a Maussán y a su programa y habría que sufrir daños cerebrales de consideración para creer que su propiedad intelectual es del locuaz locutor y no de quien esto escribe.

Por supuesto, los programas que emite Maussán en la megaempresa Televisa son propiedad de Televisa y nada más que de Televisa, de la cual Jaime es empleado y nada más que empleado, lo digo sin ningún género de duda porque conozco las politicas de la empresa. Ciertamente, Televisa no ha hecho reclamación alguna porque entiende muy bien la diferencia entre violentar los derechos de autor o de propiedad intelectual y usar fragmentos para la crítica, el análisis, el debate académico, etc. Lo que se llama "uso justo", pues.

Pero más aún, en el caso de temas controvertidos donde está en juego un negocio como los de los curanderismos, las religiones de nuevo cuño, los platillos volantes, los poderes preternaturales, etc., el tema es más delicado. Los vídeos son la materia de análisis, no una obra artística... se trata de documentos audiovisuales que se afirman como genuinos cuando hay muchos indicios (cuando no pruebas contundentes) de que son más falsos que el cargo de Arcipreste de Vanuatu.

Por supuesto, grave sería, sí, que Cazaovnis estuviera obteniendo lucro de los vídeos de Televisa que Maussán cree que le pertenecen (a ver si no se entera Emilio Azcárraga Jean de que lo andas diciendo, el señor es bastante detallista con la herencia familiar). Afortunadamente no es el caso.

Pero aprovechando el tema, quisiera hacerle una pregunta a Maussán: Jaime, tú has vendido los vídeos que lamentablemente te dio la Secretaría de la Defensa Nacional de México con la ingenua esperanza de que hicieras alguna "investigación". El ridículo del ejército mexicano fue monumental, sí, ya está hablado, pero durante más de cinco años de no investigar nada (como siempre), le has sacado una buena tajada a ese material vendiéndolo, mostrándolo en televisión, enseñándolo en los viajes que haces a cuenta de la ingenuidad ajena, etc. ¿Le has dado su parte de derechos de autor a la SEDENA? Espero que sí, porque sería mucho descaro que te ocupes de atemorizar a unos aficionados que demuestran tus falsedades blandiendo la ley de derechos de autor mientras tú, pseudoperiodista con muchos kilómetros y muchos dólares, te embolsas los dineros de unos derechos de autor que pertenecen ni más ni menos que a la nación mexicana. Así que, Jaime Maussán, ¿le has pagado sus derechos de autor a la SEDENA? Y si dices que sí, ¿podrías mostrar los recibos?

Lo que hay que ver, amiguitos, en la industria de la fabricación y venta de misterios de plástico y ovnis de carcajada.