octubre 29, 2008

Amarillismo, calumnia y censura: Epílogo

Si quiere la versión larga de esta historia, que en realidad no debía ser para tanto, revise nuestras anteriores entradas: El amarillismo paranormal y El amarillismo himbestiga, y falla.

La historia corta es ésta: el sitio Web paranormalista Mundo parpsicológico informó de la identificación de una víctima fallecida en un accidente hace 20 años y que fue convertida en "misterio" forzadísimo por los profesionales del misterio. Para "ilustrar" su recortaje (de "recortar", es un copia-pega de El Correo Gallego) publicó una foto del rostro desfigurado por el atropellamiento. Por una casualidad (la entrada de un colaborador de ese sitio Web a una lista de correos para promover su parapsicologidad) vi el sitio y la foto, y se me ocurrió una buena acción incomprensible para los "eggspertos" del misterio. Como el director de ese sitio Web y demás negocios de la marca padece un grave delirio paranoico según el cual lo persigo insaciablemente, y los médicos no han podido ayudarle, pedí, por medio de este blog, que sus lectores le solicitaran que quitara la foto antes de que la vieran los familiares de la víctima, ya que lo lógico sería que les sentara muy mal. La meditada y muy humana respuesta de dicho director, Pablo Moreira, se puede resumir así: "No la quito porque me caes mal, eres un malvado escéptico detractor y no voy a hacer lo que te salga del forro, pues esta foto la he explotado durante años sin que pase nada. Que la vea la familia, pero ya, que le echen ojo a la miniatura de portada o a la foto enorme del artículo y, si por algún casual o por ser muy delicaditos viniera a ser que les molesta, pues ya veré si la quito, y todos los que escriben a favor de quitarla son Mauricio con varios nicks".

La respuesta de Pablo, sin embargo, fue rápidamente borrada de su propio sitio Web, era la número 11 que, como se ve en esta captura de pantalla, pasó a mejor vida. No así la foto, que allí siguió. Esta captura (como todas las que hay aquí, realizada por alguien que nunca participó con comentarios ni está registrado como cliente en Mundo parapsicológico, pero siguió los acontecimientos un pelín indignado y decidido a documentar lo posible) demuestra además cuántos comentarios más se ha ido llevando por delante la tijera de la paracensura parapsicológica de Mundo parapsicológico, que no gusta de las opiniones disidentes y menos las que puedan hablar mal de las personas a las que Pablo odian con dedicación. A fecha de hoy han borrado del 8 al 15 y del 17 al 22, más lo que se acumule (chac chac, dijo la tijera).


¿Qué pasó? Lo que no debía haber pasado: el hermano de la víctima vio la foto (lo que a mí tontamente se me ocurrió querer evitar), se molestó, se identificó como periodista de EFE y exigió que se quitara la foto. Moderadamente, con gran comprensión humana y sensibilidad al dolor ajeno, Pablo Moreira aseguró que ese correo electrónico provenía de los herejes incrédulos de la iglesia parapsicológica, a los que llama "secta detractora" sin conocer el significado de ninguna de ambas palabras (su relación con el diccionario es mohína, distante y guerrera) y situándome a mí al mando de quienes "se hicieron pasar" por el hermano de la víctima. Demostrando lo mal que investigan estos autoproclamados expertos, se fió de una telefonista de EFE que le dijo que el firmante del correo no trabajaba en la agencia. Bueno, o eso dijo porque de la telefonista no dio ni el nombre, igual se imaginó la conversación. Con eso (que no es nada) Pablo excretó la siguiente empanada de despropósitos:


Esto, como se ve, curiosamente se puso en la sección de Mundo parapsicológico llamada "Área escéptica", que es donde los cófrades de los Moreira, los Amorós y demás babean contra los odiados escépticos. Vale, supongamos que, convencido como estaba Pablo Moreira de que era objeto de persecución por las brujas de Salem, tenía cierta razón en enchufar allí su berrinchito.

Yo le respondí simplemente que se equivocaba que el autor del correo sí era hermano de la víctima, que yo pierdo bien poco el tiempo con su cibertruño asombrológico, y que estaba metiendo las cuatro.

Al día siguiente, tanto la turulata acusación como todos los comentarios que habían sobrevivido a la tijera desaparecieron sin explicación alguna (chac chac, comentó la tijera). A cambio, apareció una aclaración de Pablo Moreira diciendo que había "investigado" (jojó) y "descubierto" (¡ooooh!) que el autor del correo electrónico era la persona que lo firmaba (¡asombroso!) y que por eso habían quitado la foto, pero de todos modos los "detractores" suplantan identidades (¿pruebas?, no moleste, hombre) y que la culpa de todo la tenía la inocente telefonista de EFE que no sabía, la muy boba, que José Ignacio Ortega trabajaba en la corresponsalía de Moscú (nótese que la "total incompetencia" que le atribuyen "queda latente", que es parecido a "queda patente", pero no es lo mismo). Vaya, que el desmoñe se elevó a la cuarta potencia tratando de salir de una situación que no habría ocurrido de haber menos arrogancia, menos paranoia y menos tontería. Al final, en su desmadre mental habla de un email que los lectores ya no pueden consultar (chac chac, dijo la tijera) y además esta majadería se pone, de nuevo y sin venir a cuento, en el "Área escéptica", porque Mundo parapsicológico lo vale.

El problema fue que los lectores del sitio Web, en vez de aplaudir enfurecidos hasta sangrarse las manos por el buen hacer de Mundo parapsicológico, hicieron comentarios más o menos así:



Los primeros cinco comentarios, indignos de los altos lectores del sitio Web duraron poco (chac chac), como se ve aquí:



Y como los que siguieron tampoco eran muy halagüeños, se optó por finalmente borrarlos todos y cerrar la posibilidad de comentar sobre esta noticia (esto es de circo viniendo de alguien que dice que algunos "malvadotes" nos ocupamos de "manipular" las cosas para ponerlos en ridículo, como si hiciera falta):



A modo de resumen final, las dimensiones que ha alcanzado todo este asunto son ciclópeamente alucinantes y revelan, con claridad, algunos de los bastante desusados y singulares procesos mentales de quienes viven no en la realidad, sino inmersos en el mundo de los amigos del misterio, un "mundo parapsicológico" donde campan fantasmas, acechan extraterrestres, actúan magos, se mueven tablas Ouija®, se desarrollan continuamente conspiraciones horrendas, hechizan los brujos, nos espían los telépatas, ven nuestro futuro los adivinos y habitan docenas de monstruos variados... tal es el espacio de fantasías delirantes en el que habitan mentalmente estos personajes. Viven atenazados por el temor a los "detractores" (que no es sino expresión de su incapacidad para argumentar correctamente y de modo convincente y razonable ninguna de sus descabelladas afirmaciones), con la convicción de que no hay buena fe, decencia, razón, sensibilidad ni motivaciones humanas en nada que hagan "los enemigos", sino que existe detrás de todo una "realidad oculta" que quieren desvelar con su espada mágica aunque lo único que pase es que ellos mismos se pinchen un pie o se corten un dedo con tan peligroso instrumento.

Más allá de esta enseñanza (nada novedosa) sobre las entelarañadas mentes de los rarólogos y cuentotraficantes y su desprecio al público lector, queda la tristeza de no haber sabido llegar a ellos para evitarle un dolor adicional a unas personas inocentes de toda parapsicología barata, por rentable que sea.