diciembre 20, 2007

He visto a los seres grises y azules...

No hablo de "los grises", esos extraterrestres imaginarios que creen ver algunos, copiados de "Encuentros cercanos" la película de Spielberg. Los grises en cuestión son seres humanos que han adquirido una peculiar tonalidad gris-azul por cortesía de las mojigangas del altermundo.

El "altermundo" o "mundo bizarro" es ese universo paralelo en el que viven los profesionales del misterio, ésos para quienes el hallazgo de una anaconda de seis metros de largo en el Amazonas (considerando que las anacondas viven en el Amazonas y llegan a medir nueve metros) merece figurar en el informativo de lo "insólito" del asombrado profesional Íker Jiménez Elizari y señora. Ese mundo donde los extraterrestres visitan la tierra más que los ingleses Benidorm, ese mundo donde los muertos hablan (aunque sólo sea para decir bobadas incoherentes y nunca dar información útil), donde los monigotes pintados en el suelo son "caras preternaturales", cualquier turulata se vende como "vidente" o "sensible a las comunicaciones del más allá", donde el paracetamol mata a docenas de personas diariamente y la conspiración oculta los cadáveres, donde el hombre convivió con los dinosourios, donde los humanos morenos y negros no tuvieron logro cultural alguno (todo lo hicieron los atlantes rubios o los extraterrestres) y hay miles de otras cosas descabelladas, extravagantes, raras y profundamente bobas cuyas ubres sin embargo manan leche, miel y euros por hectólitros.

Bueno, una superstición que ahora está reviviendo la población del altermundo es que a) los antibióticos son malos (por eso en el mundo industrializado la gente muere de infecciones en bandadas por las calles), b) las farmacéuticas no hacen medicamentos que sirvan, sino para matarnos, c) la plata es el mejor antibiótico del mundo, es "natural" (a diferencia de la penicilina), y cura las tres cosas que dicen curar todas las pócimas mágicas: diabetes, cáncer y sida (además de dolores de garganta, herpes, hongos tipo levadura, herpes zoster, tuberculosis, peste bubónica, cólera, neumonía, sífilis, gusanos, infecciones, virus y hongos; todo ello sin haber hecho nunca un estudio clínico sobre el tema, hay que tener valor), d) la plata debe consumirse en forma de un menjurje llamado "plata coloidal", una suspensión de trocitos de plata metálica llamados "micelas", que debe consumirse diariamente para que la magia funcione y usted esté sano para siempre y e) las farmacéuticas luchan contra el consumo de plata porque les jode el negocio y son parte de la megaconspiración de todos menos el que se queja.


Todo ello a un precio irrisorio: volverse gris-azul.

Gris así como en gris plata, o azul como azul grisáceo. Gris-azul como esta señora, que se trató durante sus años de infancia y adolescencia con gotas de plata coloidal hasta que se puso de este color. Se trata de Rosemary Jacobs quien pasó años oculta y avergonzada por ser gris o azul, es decir, padecer una enfermedad de la que no hablan los altersabios de mundo bizarro: argiria o argyria, la contaminación de la piel con plata dándole un peculiar color. La argiria es irreversible, y aunque aún no se sabe qué otros efectos puede tener en el organismo, una vez que usted se ha vuelto gris o azul, se queda así hasta la muerte. Por eso, la ofensiva altermédica en favor de la plata coloidal ha motivado que Rosemary se vuelva una activista de la lucha contra el embuste de la plata coloidal.



(Curiosamente, sin embargo, los fabricantes de plata coloidal que se llenan los bolsillos con la ingenuidad de víctimas varias afirman que lo que causa la argiria es la "plata iónica". Para demostrarlo... no ofrecen nada que no sea su desinteresada y objetiva afirmación. Otros dicen que ambas formas son causa de argiria, que eso no se hizo para tragárselo... y que bastan 4 gramos de plata consumidos al cabo del tiempo para que la argiria llegue para quedarse...)

Por supuesto, la plata coloidal tiene todos los elementos del merchandising bizarro: sus libros diciendo que es la mejor idea curalotodo desde la de beberse la propia orina; su revista de altermedicina cuyo director la recomienda (¿quién puede saber más de medicina que un cocohueco famoso por sus entrevistas telepáticas a un extraterrestre?), su lugar en los cada vez más caros estantes de las peligrosas alterfarmacias herbolarias, sus planitos para construir uno mismo su propio "generador de plata coloidal", haga de cuenta "cómo envenenarse usted mismo" y, sobre todo, la ausencia casi total de información sobre el tema en castellano, donde predominan las visiones charlatanescas.

Por supuesto, además, la plata se usa como antibiótico en algunos procesos químicos y de alimentos, y se usa en gotas para los ojos y pomadas para la piel, todo lo cual no significa que se deba llevar al interior del cuerpo, menos si nadie ha estudiado el asunto, ni ha hecho pruebas de laboratorio, ni ha valorado los efectos secundarios y los peligros posibles, ni ha hecho pruebas clínicas que demuestren que es verdad todo lo que se dice sobre la plata coloidal ingerida, ni menos aún cuál es la dosificación correcta según peso, edad, sexo y estado de salud, así como las contraindicaciones posibles (ah, sí, los filtros de brujas nunca tienen contraindicaciones, claro). Son, como siempre, los científicos de verdad los que han tocado el tema con resultados poco halagüeños para los señores y señoras de mundo bizarro. Vaya, que la relación con el cáncer que no se ha podido encontrar en el caso de las antenas de móviles o celulares y las líneas de alta tensión se encuentra fácilmente en relación a la plata coloidal.

En resumen, es la misma historia de buitres del dolor humano, engaño y falsedades con la moda altermédica de otoño-invierno, donde ayer estuvieron otras panaceas como la uña de gato, la chahína, el yogurt y demás... salvo que con este tratamiento, si usted quiere volverse gris, lo tiene casi garantizado.

diciembre 15, 2007

James Watson, el científico afroamericano

Vía Argentikaskeptics me entero del peculiar corolario a la aventura de burradas del Dr. James Watson, cuyo desbarre racista el pasado mes de octubre le salió especialmente caro. En resumen, que el Dr. Watson tiene un tatarabuelo negro o su equivalente genético.

Una de las compañías que realizan estudios del genoma a nivel individual, DeCode Genetics de Reykiavik, Islandia, estudió el genoma del Dr. Watson, que éste puso hace un tiempo en Internet, nada más atinado que analizar el genoma de uno de los codescubridores de la estructura del ADN, ¿no le parece? Pues lo hicieron y resulta que el Dr. James Dewey Watson tiene 16% de genes africanos. Para ubicar el significado de esto, calcúlese que en promedio la población europea tiene 1% de genes africanos (esto por suerte está cambiando).

O sea, según las leyes de más de un país racista o esclavista, James D. Watson sería considerado negro pese al color de su piel y sus ojos claros. O, cuando mucho, "blanco honorario".

¿Demuestra esto que los blancos, entonces, son menos inteligentes que los negros? ¿O al revés? ¿Qué demuestra esta interesante ironía que pone una sonrisa en el rostro de todo enemigo del odio y la discriminación racial? Pues no demuestra nada sobre ninguna inteligencia, sólo demuestra que las ideas que tenemos de quién "es" blanco, negro, judío, indígena, etc., todos nuestros constructos raciales que siempre devienen racismo, son una tontería que nada tiene que ver con los hechos reales, y que en cuanto a "razas humanas", eso de "nosotros" y "los otros" es absurdo: hay una raza humana con diversidad étnica, pero sólo una. Esperemos que esto lo entiendan algunos racistas, incluidos los miserables promotores de los genocidios y los paternalistas bienintencionados.

Falta ver qué dice del asunto James Watson, que en los tres días transcurridos desde la publicación de los resultados de su análisis ha guardado un silencio que a mí me gusta pensar que tiene algo de remordimiento y su algo de contrición.

diciembre 12, 2007

"El Orfanato" y los paranormaleros

He visto por fin, admito que tardíamente, la película "El Orfanato" y por esta vez me permitiré hablar también como narrador y, en particular, narrador de cuentos de terror (especialmente de vampiros) y ávido lector del género, a más de espectador de buena parte del cine de terror y sus aledaños, como el gore y el terror psicológico.

En primer lugar el que una película de tan buena factura sea la opera prima de J.A. Bayona no hace sino aumentar el asombro del espectador por lo fino que hila la historia, por sus audacias con la cámara y por su excelente dirección de una actriz como Belén Rueda, que suscribe una actuación absolutamente ejemplar y memorable.

Antes de continuar, quiero advertir a quienes aún no han visto la película que, aunque pretendo emplear un lenguaje cauto, esta entrada contiene spoilers, es decir, datos que le pueden echar a perder la película porque el director no quiere que usted los tenga antes de acomodarse en la butaca. De modo que si usted no ha visto esta joya del terror hispano, le recomiendo vivamente que deje de leer ahora mismo, y vuelva cuando haya disfrutado los escalofríos que le han preparado en "El Orfanato" Juan Antonio Bayona, el excelente guión de Sergio G. Sánchez, y la brillante Belén Rueda.

Dicho lo cual...

El cine de terror, de un tiempo a esta parte, o para ser precisos, de "El Exorcista" a esta parte, igual que algunas obras de la literatura, han sido víctimas de los extravagantes comemocos de la paranormalología y eso lo resiente un poco (nada grave) la película en cuestión. Verá usted, desde tiempos de la novela gótica, es frecuente que el personaje que ve al fantasma, al muerto, al diablo, al súcubo o íncubo, al monstruo o al oscuro objeto del miedo de que se trate, se vea enfrentado a la incredulidad de su entorno, lo cual permite que el autor profundice la sensación de soledad, aislamiento y desamparo de su personaje, haciendo mucho más temible, para el lector, cualquier acto audaz que pueda poner en peligro al susodicho personaje. Es uno de los clichés del género, pues, y el cine lo retomó con alegría. El problema, desde "El Exorcista" es que los mercaderes de misterios falsos han incidido en la conciencia popular tanto que se han vuelto otro cliché aunque bastante menos elegante. En un momento crítico de la narración o película, aparece un médium, un "parapsicólogo" o algún otro insigne papafrita que es acusado violentamente de fraude por el entorno del protagonista, mientras que el prota logra salvar el pellejo o alcanzar sus fines haciéndole caso al personal paranormal y entonces llega a un aislamiento no total, a una desprotección no tan ominosa, porque tiene a sus amigos de los aparatos, que pueden volver en cualquier momento. Vaya, el seudoparapsicólogo seudocientífico seudoserio es una justificación innecesaria de los temores del protagonista y de la incredulidad de quienes le rodean, y contamina la historia sacándola del espacio de la magia y lo preternatural. Imagínese a los tres fantasmas de "Un cuento de Navidad" de Charles Dickens haciéndose un electrocardiograma antes de echar a volar, pues. El seudocientífico con aparatos inservibles no es necesario narrativamente, y en algunos casos mete una piedra pequeña en la maquinaria de la narración que va, sin duda y desde el principio, por los caminos de la fantasía.

Aclaro: hacer relatos de terror, hacer ficción sobre misterios diversos, sobre la muerte y la permanencia, no es para nada lo mismo que vender misterios falsos, como quisieran hacer creer las personas que le endilgan a programas como "Cuarto Milenio" la categoría de "programa de entretenimiento". No, los niños que sufren tragedias en "El Orfanato", como los dos hermanitos de La vuelta de tuerca de Henry James (que por alguna causa que no entiendo tuve muy presente durante toda la proyección, pero que no tiene nada que ver con esta historia) son niños ficticios, inventados por un profesional de la ficción, del uso de la fábula como herramienta creativa. Me refiero, claro, a escritores respetables como Edgar Allan Poe, Howard Philips Lovecraft, Rod Serling o Clive Barker. En cambio, lo que hace "Cuarto Milenio" al depredar historias de tragedias que le han acontecido a niños reales, de carne y hueso, con familias de verdad no es ni respetable ni aceptable. Las tragedias infantiles en las que se ceban Íker Jiménez y su equipo semana sí y semana también (y en fotos falsificadas y otras barbaridades del baúl del embuste) son probablemente lo más asqueroso de la televisión española actual. Y lo digo pensando en la "recreación" que hicieron este domingo de una madre real que añoraba a un hijo real que murió verdaderamente, con todo lo que eso significa, y con un sentido del morbo, el amarillismo y el recurso de manipular los sentimientos más elementales que ofende, y mucho. Una "recreación" abusiva muy lejos, claro, de la representación ficticia que hace Belén Rueda de una madre que lucha por su hijo. ¿Queda claro? "El Orfanato" es una brillante ficción de terror que se puede disfrutar sin necesidad de creer que eso es "cierto" (del mismo modo en que se puede disfrutar, digo yo, El señor de los anillos o, más para acá, La brújula dorada sin pensar que "es cierto"; esta última, por cierto, inexplicablemente bajo ataque de los fanáticos cristianos estadounidenses, cuando es una belleza de película).

Bien, en el caso de "El Orfanato", el actor mexicano Edgar Vivar (recordado por los fans del patético y derechista acérrimo Chespirito como "El señor Barriga" y "El Botija", ya sabe usted, humor sutil, de altos vuelos) hace el papel del parapsicólogo "serio", llevando de adláteres a Geraldine Chaplin como médium y a un actor secundario que viene haciéndola de "paratécnico paracientífico con muchos aparatos". Para hacerlo creíble, se valen de muchas cámaras que no ven lo esencial, de tres (¡tres!) grabadoras de carrete (una de ellas de tiempos del papá de Geraldine Chaplin) y de un osciloscopio inexplicable. Los actores se ajustan a las rutinas inútiles que los parapsicólogos acostumbran sin conseguir nada, hasta el momento en que la ficción, amablemente, se vuelve a adueñar del film y entonces las voces de los fantasmas se oyen con prístina claridad, se graban y se registran en el osciloscopio sin que sea necesario que Pedro Amorós o Carmen Porter nos digan qué tenemos que oír. Vaya, psicofonías mejores, sólo las falsificadas. La película (como tantas otras antes, desde la misma "El Exorcista", pasando por la enana acojonantísima de "Poltergeist" hasta llegar aquí) ofrece al público (y a los supuestos escépticos de la trama, como la psicóloga policial o el marido de la protagonista) precisamente las pruebas, las evidencias, el tipo de fenómeno repetible y real que nunca ha podido dar ninguno de los que viven de esto, y que de existir ya me habrían convencido a mí y a todo el mundo de la existencia de los fantasmas, los videntes y los pitufos.

Bueno, el parapsicologuillo es un recurso narrativo, toma poco tiempo y la parte del "trance hipnótico" de la Chaplin está bastante bien narrada y actuada como para que el espectador en general pase de todo esto, de modo que ése no es el problema. El problema viene al final, y, repito, esto es un spoiler, si no ha visto la película, no lo lea: cuando la protagonista Laura recuerda que puede pedir un deseo, el público tiene que volver de pronto de un mundo "paranormal" o "parapsicológico" condicionado por la aparición de los de las grabadoras para reinsertarse rápidamente en el mundo de la magia ficticia 100%, en la que los fantasmas más crueles se ven obligados (por leyes que nunca se han escrito, pero que funcionan en la imaginación) a cumplir deseos, como duendes irlandeses, velitas de cumpleaños y otros cumplidores de deseos que no están en el reino de la pseudociencia bobalicona, sino en el decente y maravilloso reino de la fantasía. En mi personal y cuestionabilísima opinión, el choque del regreso súbito a la magia en la que finalmente se desarrolla toda la película, le quita un poco, sólo un poco, de fuerza a lo que sigue, las palabras del niño, Simón, que deciden la historia.

Y es una pena. Sólo recuerdo una película en la que los "parapsicólogos" fueran esenciales, The Legend of Hell House, por supuesto escrita por un maestro del terror, Richard Matheson, en la que el tema era precisamente el enfrentamiento de dos "sensitivos" y un físico a una entidad preternatural, el fantasma de un millonario cruel. Excelente y memorable film donde hasta Roddy McDowall (como uno de los psíquicos) hace un gran papel. Pero de ahí en fuera... La película podría vivir sin la pseudoexplicación y los aparatos como viven, pienso, las películas de la pesadilla en la calle Elm o las historias de Drácula. La suspensión de la incredulidad no merece esta intrusión tan narrativamente inútil.

Así que aprovecho esta joya del nuevo cine español para reivindicar la literatura de terror, el cine de terror, las ficciones sobre el misterio y lo insondable (porque no son sino viajes a los rincones oscuros de nosotros mismos) y espero que se libere artísticamente muy pronto de las garras de los vendedores ambulantes de mentiras. Será bueno para el público, seguro.

diciembre 01, 2007

Batallas contra el viento... desde el P"P"

Usted seguramente recordará a los "reconocidos investigadores" a los que constantemente acude el mundo de la farándula paranormal para tratar de justificar sus barbaridades, aunque, eso sí, sin dar nunca el nombre de los "famosos científicos" y los "connotados expertos" que avalan bobadas sobre el creacionismo, que sueltan afirmaciones como que "ya no se pueden encontrar especies nuevas", que "confirman" la veracidad de fotos de fantasmas falsificadas, que dicen que "la ciencia ya lo sabe todo" y esa ristra de falsedades que son la materia fantástica con la que charlatanes inventan dos tipos de científicos: los que están de acuerdo con ellos y los que son tan tontos como ellos, ambas especies por fortuna en extremo escasas.

Retomando el testigo de estos insignes maestros del engaño, el embuste y el uso indigno de los medios, el vocero oficioso del Partido "Popular", Miguel Ángel Rodríguez, no contento con que su jefe ideológico, Mariano Rajoy, haya metido la pata sonoramente metiendo de paso en un embolao a su primo, investigador en física, soltó un par de perlas de colosales proporciones en una de sus cotidianas participaciones en Televisión Española, precedidas por su muy particular interpretación de "el síndrome Galileo", donde acusa a algunos de "mandar a la hoguera" a los que no están de acuerdo con ellos, cuando uno ve que más que hoguera le dan minutos de televisión para que envenene el ambiente, cosa que no hacía su jefe Aznar con sus opositores. Puntos de vista, supongamos.

Tratando de denigrar al ministro de sanidad Bernat Soria, y acusando al PSOE de "izquierda radical" (pues qué le digo, don Miguelín, no se parecen en nada a la izquierda extrema de antes, capitaneada por Stalin y sus émulos, que ciertamente no le abrían la televisión oficial a los rebuznos de la derecha chupacirios) dijo lo siguiente: "Hay reputados investigadores que dicen: la humanidad perecerá antes por la investigación genética y por las investigaciones de enfermedades en laboratorio que por cualquier cambio climático o incluso guerra".

El ex-portavoz de Aznar, presentándose ahora como periodista pero desempeñando exactamente el mismo papel de voz de la irracionalidad, la brutalidad, el autoritarismo y la mentira que caracterizaron el aznarato, le exige a Bernat Soria que debata esa afirmación pero, como es habitual, sin dar ningún dato, ninguna prueba, ningún nombre de esos "reputados investigadores" (uno supone que en teología y por la parte de la derecha de Benedicto XVI, que habrá de haberla) para saber con quién pretende enfrentar al ministro. ¿Cuáles investigadores, señor Rodríguez? Como periodista, informe bien y dénos los nombres de esos personajes cuyas afirmaciones usted seguramente ha leído y contrastado, no vayamos a creer que son inventados.

Esta egregia barbaridad sobre la que no tenemos más que la palabra dudosa, poco fiable, y nada creíble de Miguel Ángel Rodríguez, tendría un corolario fantástico en su mundo de delirios, que parece algo así como el tercer panel de "El Jardín de las Delicias" de El Bosco visto después de una noche de excesos varios con los socialistas light en el papel de Pol Pot: ¡es más importante luchar contra la investigación de las enfermedades en el laboratorio que contra la guerra, así sea la de Irak! Y es que claro, si la investigación de enfermedades es más peligrosa para la vida humana que una guerra nuclear (como la que todavía se podría desatar en Oriente Medio al calor de la barbarie de la "coalición" Bushista), ¿contra qué debemos enderezar nuestros esfuerzos? ¿Es promesa de gobierno rajoyista el terminar con ese peligro?

Esta afirmación tan escandalosamente insensata y disparatada de Miguel Ángel Rodríguez se ha visto, sin embargo, opacada en los medios por el siguiente fruto de su vena perlífera, sin duda mayor y más sonoro, y que dirige también al ministro: "hoy se ha pasado el día en las televisiones y seguramente se ha visto diciendo: 'en Andalucía se atienen a la legalidad, con respecto a la investigación'. sí, y era legal matar a judíos, los nazis los mataban conforme a la legalidad. Aquí estamos matando a personas de menos de tres meses porque no protestan".

Quien escuche o lea tales afirmaciones, pensará que España ha vuelto a la época de Franco, o más atrás, la época que respetaba la "legalidad nazi" que más o menos se imaginaba (como la esquela de Franco dedicada a Hitler en los primeros días de mayo de 1945, donde pinta a su viejo amigo como "defensor de la civilización cristiana", nada más lejos del pensamiento mágico de Hitler). Por fortuna para todos salvo para Miguel Ángel Rodríguez, nada de lo dicho es cierto: no era legal matar a judíos, por eso los nazis y sus herederos luchan por negar el holocausto, porque esa atrocidad, ese exterminio en serie que afectó también a gitanos, homosexuales y otros no gratos a la derecha criolla, ni siquiera fue consagrada en las abominables leyes de Nüremberg de 1936, ni en sus corolarios. Abundan los documentos que demuestran la falsedad de su dicho tanto como constatan la falsedad de los negadores del holocausto que por estos días han estado agasajando a David Duke (por ejemplo, las memorias de Adolf Eichmann y las entrevistas que a éste le hizo en Argentina Willem Stassen). Y los "menos de tres meses" de Miguel Ángel Rodríguez no son tres meses de edad, sino contados desde la gestación, productos de abortos que además no se hacen con el objeto de tener células madre. Se trata de abortos que no ilegalizó el jefe, amigo, compañero de viajes y mentor de Rodríguez, José María Aznar. Pero claro, en tiempos del PP Miguel Ángel no tuvo tiempo ni oportunidad de oponerse a esas políticas, que de haberlo tenido lo hubiera hecho (oh sí).

Todo el odio a la actividad, pensamiento y conocimientos científicos que destilan los charlatanes mediáticos va siendo recogido, con entusiasmo, por un partido político que cada vez parece más huérfano de ideas y más abundoso en odios y promoción de la antiinteligencia... igual que sus ideólogos de la misteriología.

noviembre 09, 2007

Las conspiraciones de los tontos

Actualización el 13 de octubre a las 13:25: El demente al que aludo al principio de esta entrada alucina que lo mencioné por nombre (todo a su tiempo), cree que esta entrada es sobre él (pobre) y ha respondido hoy con apenas 9 mensajes a esta hora (desde la misma IP de siempre) sin dar ningún argumento en favor de su menjunje milagroso, pero eso sí, con el inevitable: "ten cuidado con lo que escribes" y aullando: "... me temo que más que dejar tu país, debieron echarte por parásito inútil". ¿Por qué será que los fanáticos siempre caen en la amenaza más o menos velada y en los ataques más bobos y fachas? Lo patético es que luego van de progres de sábado por la noche para vergüenza de los genuinos luchadores por la justicia social. Por supuesto, el mamarracho me acusa delirantemente de ser favorable al PP (bueno, no de "ser favorable" sino de "limpiarle el culo" que es más poético y difícilmente más falso) y a la extrema derecha (ni risa merece tal sandez miserable), a las multinacionales (jojó, lo que es ser tonto), de ser un "mercenario periodistilla" (sea lo que sea eso, ¿será porque cobro como periodista?) y de lo que se tercie, total da igual, junto con el inevitable intento de insulto de patio escolar, sugiriendo que el adversario es homosexual pasivo, lo que debe ser horrendo, supongo y cosas así de altos vuelos dialécticos: "Y tu puta compasión, lo de 'pobres víctimas' que dices al final, métetela por tu esfinter por muy dado de si que esté el pobre". Como para que miles de enfermos le encarguen la curación de su afección, rendidos de admiración, ¿o no? Sólo él puede compadecerse por las víctimas de cáncer, pero no de las víctimas de pócimas no probadas. El personajillo amenaza con difamarme también en un "blog colectivo" que tiene con un grupo de valientes que escriben ocultando su nombre. Nada hace más valientes que el anonimato, ya sabe usted. Seguiremos informando.

Mientras preparo una entrada sobre las seudomedicinas, un pequeño demente evangelizador de una pócima milagrosa llamada "Bio-Bac" me ha sometido a un increíble bombardeo de correo electrónico (70 mensajes del 26 de octubre al 8 de noviembre, más lo que se acumule después) encabronadísimo porque no quiero creerle que el Bio-Bac funciona nadamás porque me lo dice por sus egregios y (según él) altísimos dídimos. Yo empecé preguntándole si tenía pruebas sobre la eficacia terapéutica del Bio-Bac y cuál era el principio activo de tan asombroso menjunje, con lo cual me he enterado de varias cosas, principalmente de que el tal evangelizador es un tonto en Cinemascope, Technicolor y sonido Dolby THX en varios temas que aborda desde la ignorancia arrogante, el ideologismo ígnaro y la bobería de esa izquierda after hours que cree que hace la revolución antisistema porque compra el café en una tienda de comercio justo. Pero de las pruebas de la eficacia terapéutica de este enésimo potaje milagroso anticáncer, nada, y menos aún de qué contiene, que es más secreto que el color de los calzoncillos de Putin.

Bueno, el caso es que el argumentario de este pajarraco, aprendido y copiado ad litteram de fuentes tan fiables como la revista Discovery Dsalud y los beneficiarios económicos de la venta del brebaje incluye grandes dosis de conspiranoia imperiofarmacéuticocapitalistamalamalísima de la variedad más baratona y maniquea.

Antes de que la Sinneuronen Philarmoniker empiece a arrancarse las pestañas gritando que yo creo que las farmacéuticas son como la Madre Teresa de Calcuta, quiero aclarar que creo que Teresa (Agnes Gonxha Bojaxhiu) era algo más malvada que las farmacéuticas, pues éstas sólo están movidas por la más descarada, fría e inhumanizada ambición, es decir, que cuando hacen daño es al estilo de la mafia "nada personal", mientras que la infinita crueldad de la Nobelizada amiga de Baby Doc y Enver Hoxha estaba motivada por su deseo de obtener el cielo a costa de cualquier sufrimiento... ajeno, no olvidemos que en sus morideros (no construyó hospital alguno, sólo morideros) no se administraban analgésicos porque "el dolor es grato a Dios", y ella era el instrumento privilegiado de tal deidad.

Las farmacéuticas son negocios, y como tales tienen las desventajas de los negocios. Pero además son enormes negocios multinacionales, lo que las dota además de los defectos de todos los demás negocios multinacionales, sólo que en el caso de las farmacéuticas se les nota más porque trabajan en los terrenos del dolor humano y la enfermedad, los espacios de la desesperación y la esperanza, de la vida y la muerte.

Establecido eso, lo que no es razonable es afirmar que los medicamentos no funcionan, del mismo modo en que hay que ser bastante descerebrado para afirmar que la electricidad no sirve para iluminarnos porque la suministran unos mamarrachos negociantes. Cada cosa en su lugar. Ciertamente es criticable (y una putada) que por mantener las utilidades las farmacéuticas se nieguen a bajar los precios de los antirretrovirales en África. Pero eso no justifica (ni de lejos) que un siniestro sujeto como Matthias Rath se agarre de eso para engañar a la población diciendo que el SIDA se cura con las vitaminas marca Rath y no con medicamentos de verdad.

Y es que tener medicamentos "no aprobados" es el mejor negocio del mundo. Primero que nada, el coste de la investigación y el desarrollo es de cero, porque no hay que hacerlo, simplemente se afirma que "los malos malísimos no nos dejaron" y ya hay quien pica. Segundo, no hay que tener controles de calidad en la producción (cualquier cosa que aparezca en un frasco nuestro vale como "complemento" y ya). Tercero, no hay responsabilidades legales ante los muertos (siempre se hace correr el cuento de que cura que da gusto, pero el fabricante en sí no hace ninguna afirmación que lo pueda poner entre rejas, dejando que el vox populi y la histeria atizada bajo cuerda le hagan las relaciones públicas. Quinto, no hay que respetar los estrictos requisitos para poner un medicamento en el mercado, basta decir que no es un medicamento aunque la gente lo use como tal y a cobrar. Es decir, todo es ganar y nada es gastar, que es mejor negocio que el de las farmacéuticas, que se gastan un pastón en investigación y desarrollo, y aunque tengan abogados más astutos que un papa con cierta frecuencia tienen que pagar otro pastón cuando meten la pata y los demandan sus víctimas. Compárese eso a la lucha de este servidor, por ejemplo, para convencer a una señora que demandara a cierto distinguido "naturista" mexicano sin escrúpulos (un vegetariano "estricto" al que luego uno se encontraba comiendo cosas curiosas cuando no estaba ante las cámaras) que le "trató" una diabetes con batidos de coliflor y tomate hasta que a la señora se le gangrenó una pierna y se le tuvo que amputar. "Ay, señor", me decía toda compungida, "¿cómo cree que voy a ir al juez a decirle que soy tan taruga que me creí las babosadas de este tipo y que por ahorrar en médicos perdí una pata? No, no... mejor lo dejamos allí, total, no voy a recuperar la pierna, ¿verdad?"

Pero por un momento vamos a imaginar que existe el milagro erisipelante y megafuncional que han afirmado tener todos los vendedores de pociones curativas. Pienso en la "chahína", en el agua de Tlacote, en las antitoxinas de Koch, el tratamiento de Hoxsey, el krebiozeno, los antineoplastones, el Entelev (vendido también como CanCell, Cantron y Protocel), la "cura para todos los cánceres de Hulda Clark, el Essica, la "terapia de células frescas", la "dieta Gerson", el Iscador, la terapia metabólica Kelley-González, el "Control del Cáncer de Revici", el cartílago de tiburón, la máquina de Rife y la terapia inmunoaumentativa, por mencionar sólo algunos "milagros contra el cáncer" que nunca lo fueron.

Llamemos a nuestro compuesto "HFH" y supongamos que, secretamente, con los millones que nos dejó la tía Euphrosine Muddleton, de Worcestershire, Inglaterra, hemos descubierto y realizado los estudios de nuestro compuesto y resulta que cura el cáncer que da gusto, sin efectos secundarios, sin ninguna nocividad y para remate con un agradablñe y popular sabor a cereza. O mejor aún, no tenemos ninguna prueba, no hicimos ningún estudio, no sabemos qué contiene exactamente, pero el 80% de las personas que lo toman una semana se curan de cualquier forma de cáncer en cualquier lugar del cuerpo, con la misma eficiencia con la que la penicilina curaba la sífilis.

En el mundo capitalista, las farmacéuticas, que pueden estar de acuerdo en muchas cosas, pero sobre todo en que quieren joder a la competencia y hacerse con las utilidades que hoy tiene su adversario, que de eso va el sistema, se matarían entre sí por obtener mi fórmula, llenarme de dinero y, la que gane, procedería a hacer los estudios adecuados para lograr su comercialización y producirlo en cantidades navegables para aplastar a las demás, hacerse con _todo_ el "mercado" de cancerosos del mundo mundial hoy _y para siempre_ (eso es mucha plata, sobre todo con la garantía de que no les pueden quitar el mercado ya nunca), hacer quebrar a las otras farmacéuticas, humillar a sus directivos y comprarlas a precio de papel higiénico mientras los accionistas se ríen como poseídos.

Así funciona el asunto, nos guste o no (a mí me gusta poco, la verdad). En toda la historia del capitalismo a galope tendido, y más desde el siglo XIX, el éxito se ha basado en joder al de junto con un sistema nuevo, un producto superoriginal, una sustancia más efectiva y una solución mejor. Cuando se ponen de acuerdo las empresas es, sobre todo, para acordar precios injustos (o más injustos), pero no para pactos de no agresión que existen menos en el mundo empresarial que en política. Es muy difícil que yo me crea que todas las farmacéuticas (incluso las que andan rengueando en la parte baja de la tabla de la revista Fortune y necesitan oxígeno para sobrevivir) dejarían pasar sin más la oportunidad de ganar dinero como para parar diez trenes y de paso joder a su competencia, todo en nombre de una "solidaridad conspirativa" que, francamente, jamás ha exhibido el mundo "empresarial", ni ahora, ni cuando los mercaderes venecianos se mandaban envenenar unos a otros por el mercado de la pimienta, que era entonces a la economía lo que hoy es el petróleo y mañana será otra cosa.

Pese a todo eso, venga, vamos, supongamos que hay una conspiración perfecta de todas las farmacéuticas que gastan lo que no está en los libros por conseguir que los médicos receten su marca y no la de su competencia, las farmacéuticas que ofrecen sueldos de superproducción de Hollywood a los mejores bioquímicos y farmacólogos y fisiólogos del mundo entero para evitar que trabajen en la competencia (en lugar de "ponerse todas de acuerdo" para ahorrar en sueldos poniendo topes salariales a sus mejores investigadores, jejé). Juguemos a creer que las empresas voraces que no han tenido empacho, por ejemplo, en desgraciar todo el megamercado de los antiácidos al aprovechar el descubrimiento de que la úlcera es una infección bacteriana en el 90% de los casos (y no se "solidarizaron" cuando salió pro la ventana el meganegocio del Melox o Maalox, del Tagamet y de otros productos que eran superrentables, revise usted los números de venta de tales cosas en los años 70-80) están menos dispuestas a enriquecerse con la cura perfecta contra el cáncer que con los antibióticos que se cargan a la bacteria del píloro, por alguna causa archiesotérica y contraria al capitalismo galopante.

Si suponemos (más allá de la razón) que las farmacéuticas se coluden de tal modo suicida, pensemos entonces que podemos buscar a cualquier otro personaje que tenga eso que hoy llaman "espíritu emprendedor" y antes se llamaba "ambición ciega sin escrúpulos", un empresario voraz que busca en qué invertir unos millones de euros si a cambio gana unos miles de millones, puede ser un constructor (muy de moda en España), un vendedor de ropa, un dueño de aerolínea, cualquiera con ganas de descollar y llenarse los bolsillos... Vaya, que hacemos una subasta pública del HFH bajo las condiciones que se nos dé la gana imponer, y aún así habrá miles o decenas de miles de tipos en todo el mundo dispuestos a hacerse con la fórmula y laminar a todas las farmacéuticas y a sus tías fundando su propia empresa farmacéutica con su apellido en el nombre, claro que sí. Si el producto funciona, claro.

¿Habría ayuda para nosotros, humildes descubridores del HFH? A kilos, a manos llenas, a saciar... Si la efectividad de nuestro producto fuera demostrable y cada estudio la reconfirmara, podríamos elegir a qué gobernante sinceramente de izquierda o ultrapopulista de todo el mundo querríamos acercarnos, que todos nos darían sombra, protección y billetes por una u otra causa más o menos legítima. Podríamos llamar a filas a más de una ONG, y conseguir protección para que no nos maten los farmacéuticos encabronados (si se puede proteger a Salman Rushdie, se nos puede proteger a nosotros). Ahora, si el riesgo percibido fuera muchísimo, la solución simple y sencilla (al estilo del enorme cuento de Theodore Sturgeon "Zapatos marrones") sería hacer pública la fórmula y renunciar a toda propiedad intelectual, como lo hicieron los Curie con sus métodos de purificación de minerales o lo hizo Tim Berners-Lee, ni más ni menos que el inventor de la World Wide Web, la parte de Internet que usted usa ahora (las otras son el FTP, el correo electrónico, etc.) Se le regala al mundo en versión de conocimiento libre Creative Commons y se hace la revolución un día en que uno ande medio aburrido. Simple y sencillo. Y a partir de allí, mantenernos será facilísimo, viviremos como reyes sólo dando conferencias para contar nuestra heroica historia. O, si no, simplemente regalamos el producto durante unos meses y tendremos cientos o miles de personas curadas de cáncer defendiéndonos porque ya están bien (no porque "tienen esperanzas" y "quieren comprar" nuestra mercancía). Miles de médicos nos aclamarán (no cuatro gatos desconocidos), los reporteros del mundo querrán entrevistarnos, seremos portada, seremos más famosos que Einstein o cualquiera otro que haya revolucionado la ciencia...

Pero además faltaría la otra parte de la conspiración. Para que la onda de "el mundo contra mí" funcione más o menos, es indispensable que todos absolutamente todos los científicos, médicos, laboratoristas, biólogos, bioquímicos, farmacólogos, fisiólogos, enfermeras y demás personal sanitario y de las ciencias de la vida de todo el mundo, más los estudiantes de eso en todas las universidades del planeta, todos, sean parte del "muro del silencio" conspirador y malévolo. Ahora, si usted está dispuesto a creer que no hay médicos que honradamente deseen el bienestar de sus pacientes, yo no, porque conozco a muchos científicos que viven de acuerdo con el principio de ser amigos de Platón pero más amigos de la verdad, y que no se doblegan ni ante el poder ni ante el dinero, igual que a médicos que ponen en juego su propia salud, su vida, su bienestar y su integridad para sanar a sus pacientes. No son los miserables que pinta la propaganda curanderista. Simplemente, el mundo no es así, aunque suene "supermegaguay que así fuera, colega", que es más o menos la lógica de los difundidores de patrañas al por mayor.

Y si algunos científicos decentes y apegados a los principios de la ciencia se enteran de que nos quieren reprimir con el HFH, harán los estudios en sus laboratorios, reproducirán los datos, confirmarán las hipótesis, exigirán el reconocimiento y el Nobel para nosotors. Porque si nuestros datos son científicamente válidos y mi método el correcto, no será posible acallarlos. Y no será necesario mandar a intrascendentes con aspiraciones a hacer evangelismo barato, ni ordenar que nuestras víctimas hagan ayunos en una parroquia, que es tema que ya trataremos, porque las dudas se dirimirían científicamente y no en la propaganda politicoide.

En resumen, que si nuestro medicamento de pega "HFH" (siglas de "hacen falta huevos", por cierto) verdaderamente sirve, sería increíble e inviable que fuera reprimido como claman que son los sucesivos vendedores de aceite de víbora, el milagro del mes, la serpiente del verano y la maravilla incomprendida de hoy que mañana será sólo otro embuste más. "Si verdaderamente sirve" son las palabras clave. Si no sirve, si no hay pruebas, si ni siquiera se conoce qué contiene un producto mágico, pues nada de eso pasará, pero nadie serio y respetable será parte del enésimo circo anticáncer de la historia del abuso de la desesperación ajena (a veces con buena intención, sí, pero eso vale de poco). Queda ese recurso patético a los vendedores de humo y a las pobres víctimas que les pagan. Con el tiempo y alguna que otra remisión espontánea, mal diagnóstico o funcionamiento del tratamiento médico de verdad simultáneo a la aplicación del filtro prodigioso, alguna víctima se convertirá en promotora del negocio, y al son de berrinches, gritos, ataques histéricos y babeos por hectólitros, exigirá que le crean que su elixir cura porque lo dice y punto.

A mí, las conspiraciones perfectas que medran en los por lo demás huecos cráneos de los militantes del pensamiento acrítico simplemente me parecen imposibles. Yo me acuerdo de que, en el mundo real, incluso una conspiración armada por Richard Nixon cuando era el personaje más poderoso del mundo occidental y un individuo especialmente malévolo, bruto y siniestro, cayó de la manera más sencilla, porque no se debe olvidar que un secreto lo es entre dos, cuando mucho, que al haber tres la cosa deja de funcionar. Las únicas conspiraciones "perfectas" son las que no existen pero suenan bien o son convenientes, inventadas por guionistas fracasados de la versión local de Beti la fea, pues.

Lo malo es que a ésos les aburre vivir en el mundo real.

noviembre 05, 2007

El castillo de Drácula que no lo era

Doña Carmen Porter, con ese compromiso con los hechos perfectamente constatables y esa profesionalidad periodística de la que modestamente presume a gritos la emisión de entretenimiento Cuarto Milenio esta madrugada de domingo a lunes le ha contado al desprevenido público que un diario ha afirmado que "El Castillo de Drácula" se ha convertido en la segunda residencia más cara del mundo porque lo andan vendiendo en un montón de millones de euros. Esto lo escuché de paso porque la imagen que mostraba la televisión simplemente no se parecía a la ciudadela de Poenari del valle de Arges, en Valaquia, que se considera como el castillo de Vlad Tepes, "El Empalador", inspirador en parte de la novela Drácula de Bram Stoker y que conozco por mi gusto por las novelas de horror.

En medio del incesante desfile de supuestos investigadores, de elegías a Von Däniken y delincuentes similares, de psicofonías de fácil falsificación y de la obsesiva (y a mis ojos repugnante) crónica de carnicerías infantiles, fantasmas de niños, zapatitos de niños, tumbas de niños, fotos falsificadas de niñas gigantes, todo al parecer en la convicción de que las atrocidades contra los menores "hacen buena televisión", el programa de Íker Jiménez mostraba esta imagen, mientras que la ciudadela de Poenari es ésta (gracias al excelente fotógrafo británico Simon Marsden por su permiso para reproducir su espléndida fotografía del verdadero castillo de Vlad Tepes):




Ciudadela de Poenari, castillo de Vlad Tepes, Arges, Valaquia, Rumania.
Copyright © Simon Marsden, usada con permiso del autor
(Así es como se usa la obra creativa ajena, pidiendo autorización,
a ver si se enteran los fracasados del misterio.)


Hay otra imagen aquí.

El artículo periodístico al que hacía referencia Carmen Porter, así como la imagen que presentó inexactamente como "el castillo de Drácula" son del Castillo Bran, situado en Brasov, Rumania, del que hay una leyenda (demasiado "convenientemente moderna") que dice que una vez, en el siglo XV, Vlad Tepes pasó una o dos noches allí. Lo cual no hace de tal castillo "el castillo de Drácula", del mismo modo en que, por decir algo, el Paraninfo de la Universidad de Alicante no se puede vender como "El Paraninfo de Íker Jiménez" sólo porque un día estuvo allí ese señor emitiendo un programa de radio de entretenimiento.

El Castillo de Bran fue construido como fuerte de los caballeros teutónicos en 1212, más de 200 años antes del nacimiento de Vlad III, "El Empalador". Desde el siglo XVII estuvo en manos de la dinastía de los Habsburgo, en 1948 fue confiscado por el régimen comunista y en 2006 se le devolvió al heredero sobreviviente de los Habsburgo, el arquitecto neoyorquino Dominic van Hapsburg, que acordó con el nuevo gobierno rumano no tocarlo durante tres años. Ahora, Dominic ha puesto en venta el castillo, donde no vive ni vivió tampoco él y que, según el encargado de relaciones públicas del museo en que está convertido el castillo, Alex Priscu, costaría mucha plata convertir en una residencia, así que incluso lo de "propiedad residencial" queda en duda.

Ciertamente no faltan periódicos con información poco fiable y sitios Web de desorientados paranormaleros, que al grito de "yocreoenloquesea" rebuznan que ése es "el castillo de Drácula", y no faltan los vivarachos que venden "souvenirs" en los alrededores de la edificación, para el caso. Así, cualquiera puede llamarse a engaño si cree, leyendo una de esas fuentes, que eso perteneció al siniestro defensor de la Europa católica, cualquiera menos un periodista decente, pues. Y uno esperaría que un "equipo de periodistas profesionales" tan gustoso de repetir ad nauseam su "compromiso con la verdad" se habría tomado la molestia de revisar los hechos antes de soltar un bulo en televisión. No sé, si pueden navegar por Internet para encontrar "pruebas" de los "milagros" del papa Wojtyla, más fácil era enterarse de lo que yo me enteré en 10 minutos. O se le puede preguntar del asunto a alguien que sepa de qué va la cosa, aunque no sea un "experto en todo" como esa especie de muñecos para pruebas de choques que suelen ocupar la mesa televisual alrededor de su asombrado empleador.

Esperamos que con esto, la semana que entra Cuarto Milenio emita una disculpa a sus espectadores, dando la versión real, no vaya a ser que algún malintencionado crea que en Cuarto Milenio les da igual eso del profesionalismo, la verdad, los hechos y el periodismo.

noviembre 04, 2007

¿To MOPA or not to MOPA?

En el coqueto "Día del Charlatán", desde tiempo inmemorial se celebra una jornada de fasto y conmemoración de esos hombres y mujeres que con tanto salero mienten, engañan, falsean, ocultan datos, exageran los méritos propios, expenden trolas surtidas a precios que quitan el hipo y babean abundante ácido sulfhídrico contra el conocimiento, los que trabajan para obtenerlo y, notablemente, los que quieren difundirlo, pues ello comporta el riesgo de que las víctimas de los damos y las caballeras en cuestión se pongan a atar cabitos, a leer libros que no están en el índice "Milenio más enigma igual a cero" y (¡horror!) a pensar libremente, con lo cual les dejarían el negocio como bebedero de patos, a lo que se oponen enérgicamente.

En este festivo día se realiza un ritual celebratorio del "charlatán güey of náif", en el cual unas personas utilizan juguetonamente el engaño, la desorientación, la mala fe, la mentira, la trapacería, la traición y el abuso para que una persona les facilite una cantidad de dinero, algún objeto de valor, a una prima de buen ver, al tío Ernesto que tiene fama de no poner peros, alguna joya de la familia o una finca en Mónaco. Cuando las víctimas del engaño solicitan la devolución del préstamo, se le dice el jocoso versillo: "Inocente palomita / que te dejaste engañar / sabiendo que en este día / en nadie debes confiar", adaptado de la advertencia:

Mucho ojo con los orates
de seboso y falso hablar;
no les creas ningún dislate
si no lo pueden probar.

Por ello, la Academia de Ciencias y Artes Neo-Ocultistas ("ACA NO"), tiempo ha decidió festejar en este día a los expertos de secano, farsantes, periodistas "del misterio", brujos, adivinos, chamanes, curanderos, editores parapsicológicos y demás charlatanaje urbi et orbi llevando a cabo una extraordinaria, soberbia, tremenda, brillante, inspirada, prodigiosa, fenomenal, fantástica, portentosa, espléndida, excelente, legendaria, estupenda y singularmente modesta y humilde noche de alfombra roja para entregar año con año los premios de la Máxima Orden de la Parapsicología Alucinadita, la MOPA, a lo más destacado, notable y señalado de cuanto hacen los impostores de esta tierra, de la tierra plana y de la tierra hueca, donde también vive más de uno.



Y, siguiendo con la tradición gnóstica de inspiración egipciolemúrica con mangas de chamanería amazónica y bies de gurú que tan bien le sienta, la ACA NO convoca, invita, reclama, solicita, exige perentoriamente y demanda de modo contundente y en defensa de su honor (al que ya lleva años buscando y ná) a que los lectores de este blog presenten por correo electrónico sus nominaciones para los premios de este año.

Las categorías, decididas sin prejuicio alguno, este año podrían (o no) incluir novedades como "MOPA a la más pírrica victoria soplaflautística", para quien más dinero haya gastado y menos haya recuperado para hacer algún berrinche de poca relevancia; "MOPA ripiosa para los amiguitos soplapitos de los terroristas yihadistas" a más de otras categorías ya conocidas, como "Mejor fraude paranormal", "Mejor troll de blog no creyente", "Revista más empeñada en el atraco y apropiación de lo ajeno" y otras de similar talante condescendiente y de sonriente garrotazo al gilipollaje.

Por supuesto, como siempre, usted, sí usted mismo, puede diseñar su propia categoría y hacer su nominación (pero siempre es buena idea nominar a más de un posible ganador, si no se nota mucho que usted lo que tiene son ganas de joder). Es lo que hemos llamado "MOPA de hágalo usted mismo", o "BricoMOPA". Recuerde que no se vale discriminar, el humilde santero que quiere pasar desapercibido mientras le levanta sus ahorros a una ancianita asustada es para nosotros igual a un "periodista del misterio" de altos vuelos, ropa carísima e inmortalizado en gomaespuma, y no discriminamos a la sencilla tarotimadora que va de cliente en cliente y de euro en euro por darle preferencia a millonarios que hacen del turismo una profesión, ni celebramos a alguien que tima en París de otro que lo hace en Tepito. Ya sea que investiguen el fondo de un vaso de cristal de Bohemia previamente lleno de whisky carísimo o el turbio fondo de un vaso desportillado de vino peleón, cobren mucho o poco, sin importar el color de la piel de su cartera, ni su preferencia sexual, todos los charlatanes son iguales (aunque algunos se crean más iguales que otros) y así los tratamos, con igual cariño y respeto.

Las nominaciones quedan abiertas desde este preciso instante, que recibiremos en nuestro correo electrónico de siempre: nahual55@gmail.com hasta el día 21 de diciembre de este 2007 de la era común a las 16:43 hora de Greenwich, momento elegido porque se nos ocurrió así nomás (pero, claro, algún motivo críptico, hermético, cuántico y templario habrá para ello, ¿quiénes somos nosotros para cuestionar nuestras ocurrencias?).

Se aclara: a) lo de "nahual" del correo no tiene implicación esotericoide ni corticoesteroide alguna, es un asunto de mero amable homenaje cultural, (vea el diccionario si no sabe qué es eso de "cultura"), b) los que el año pasado escribieron para insultar al autor de este blog, no tienen por qué repetir, ya están anotados, c) los que hoy están insultando por correo al autor de este blog también pueden hacer nominaciones, y el autor de este blog puede mandarlas a donde Batman se comió la capa, que es bueno y sano, d) que no, que los MOPAs no tienen asignación en metálico, pesados.

La Gala Galáctica de las MOPAS 2007, se celebrará, como predijo y adivinó Edmundo Astalaspelótix, la noche del 28 de diciembre a una hora y en un lugar de los que se informará, como siempre, telepáticamente. Por cierto que Edmundo Astalaspelótix aprovecha el viaje para confirmar y reafirmar que es el más druida de todos, asegurar que los demás son druidas de rebajas por mercancía defectuosa y los reta a todos juntos a un druelo a celebrarse como parte de las GAGAMOPAS2007.

Non possum accesit nihil obstat, imprimatur omnia california.
Comisión Holística Organizadora de Repetidas Rumbas Alternativas de la ACA NO (CHORRA ACA NO)

octubre 24, 2007

Hipnosis, la frontera de lo creíble (1 de 2)

Un querido amigo, un genio por derecho propio, médico, escritor, pintor, fotógrafo, lingüista aficionado y luchador contra la irracionalidad, me sorprendió hace muchos años afirmando que consideraba que la hipnosis era un fenómeno real, lo que nos llevó a una discusión larga (de años, en realidad) y muy tensa. Con el tiempo, he descubierto que incluso personas que aparentemente ejercitan el pensamiento crítico de modo coherente, dejan al hipnotismo en un sitio medianamente aparte, como si fuera algo que en ciertas circunstancias es real y en otras no, pero sin ejercitar ningún criterio estricto para diferenciar ambos estados.

El problema es que ni siquiera hay un criterio para decir si una persona está hipnotizada o no. O por ponerlo en buen romance: nadie sabe qué es realmente eso a lo que llaman hipnosis o hipnotismo. Como "lo paranormal", no tiene una definición que nos permita proponer hipótesis y diseñar experimentos. Además, se pueden hacer con una persona "no hipnotizada" todo lo que supuestamente se hace con una persona debidamente "hipnotizada" (cosas como tranquilizarla, provocarle analgesia, o implantarle falsos recuerdos que luego se presentan como "regresiones" y burradas similares), de modo que tampoco por sus efectos se puede hacer una distinción entre un "hipnotizador" y alguien convincente o de autoridad.

La hipnosis parece un cuento, pues, tanto su lado supuesta o aparentemente "serio" como sus facetas y aplicaciones más celebradas por el munduco paranormalero.

Y en ese sentido, la breve cuanto intensa vida de este blog ha estado marcada, sin embargo, por fanómenos relacionados con la hipnosis. El primer fenómeno (de la naturaleza, diría alguien con muy mala uva) fue Manuel Capella, un personaje que depreda (o depredaba) a sus congéneres fingiéndose "hipnotista clínico" (con el consultorio cobrante que le recordaba Pedro Amorós muy airado al calor del divorcio que protagonizaron), y al que le disgustó enormemente que yo tuviera la osadía de burlarme porque el antiguo grupo de discusión original de la colmena de cocohuecos llamada SEIP se ufanaba de tener en el club a "los mejores parapsicólogos del mundo" (casi ná) y acabó despeñándose en el robo de propiedad intelectual (el porcino sujeto se robó una foto mía para insultarme con ella). Después, mi señalamiento de las extravagantes fabulaciones de Pedro Amorós Sogorb sobre un CD "de autohipnosis" inútil y mentiroso que le vendía a incautos desató una avalancha que aún no termina con el mismo grupo de obnubilados, el SEIP, que comanda este elemento. Finalmente, me gané el cariño y respeto de Javier Sierra cuando comenté su inaudita cara dura al llevar al plató del finado programoide de teleshit Crónicas marcianas a un soplagaitas que aseguraba que podía hacer crecer el pene y los pechos "mediante la hipnosis", aunque por supuesto no hizo tal cosa (hubiera sido de Premio Nobel, pero bien sabía Javiercito que era un cuentote). De poco ayudó que alguien por allí empezara a llamarle al flamante bestseller y súbito ufólogo vergonzante "Javier el Crecepitos".

La hipnosis está presente en toda nuestra cultura. O quizá deba decir en toda nuestra incultura cuidadosamente cultivada por gobiernos, escuelas, iglesias, medios y negociantes sin escrúpulos.

Por desgracia, los datos indican que la hipnosis no existe más que como una fantasía que se agarra de distintas cosas que no tienen relación entre sí. Pero hasta el día de hoy no hay una medición, prueba, confirmación, dato, evidencia o demostración que pueda separar con toda claridad a una persona "normal" de una persona "hipnotizada". Para aclararnos, hay muchísimas mediciones para saber si alguien está despierto o dormido, pero para saber que alguien está hipnotizado no tenemos más que la afirmación del propio hipnotizador. Y como el hipnotizador sería la persona más perjudicada si resultara que la hipnosis no es sino un cuento, pues no es el instrumento de medición más fiable.

¿Entonces?

Empecemos por el principio, y en el principio fue Mesmer.

Mesmer, Faria, Braid


Franz Anton Mesmer (1734-1815) estudió medicina en Viena y acabó creyendo, por pura y celestial ocurrencia, que es el método de himbestigación favorito de los charlatanes, que las mareas afectaban a las personas y determinaban su salud. Al dejar la universidad se casó con una rica viuda (lo que técnicamente se conoce como "dar el braguetazo") y empezó a vivir como rico en Viena, gastándose el dinero de su esposa, entre otras cosas, apoyando a artistas como Mozart (lo que explica la presencia del "magnetismo animal" en la ópera mozartiana Cosi fan tutte). Pero, en 1774, tuvo la salvaje ocurrencia, sin haber siquiera probado alguna hipótesis sobre sus mareas imaginarias, de producir una "marea artificial" en una paciente dándole a beber una solución con hierro y luego aplicándole imanes en distintas partes del cuerpo, sin explicar cómo eso sería una "marea artificial", por supuesto. Al menos, Mesmer sabía que los imanes no afectan a las personas a menos que las llene uno de hierro, dato que aún no manejan los delicados estafadores que venden como oro la baratija de la "magnetoterapia". Mesmer era convincente, y la paciente dijo "sentir" un fluido misterioso corriendo por su cuerpo y mejoró durante unas horas (lo que los vendedores de cuentas de vidrio llaman "un milagro" y la ciencia "efecto placebo"). Luego Mesmer concluyó que el curandero Johann Joseph Gassner tenía "mucho magnetismo animal" y así curaba. Claro, Mesmer no había visto ningún "magnetismo animal", había hecho una experiencia incontrolada con el magnetismo de toda la vida. Pero nadie puede negar que "magnetismo animal" es una frase afortunada, un "slogan con mucho gancho", que diría un publicista. Era pegadizo y pegó.

Mesmer fracasó en su magnéticamente animal intento de curar la cerguera de la niña prodigio de la música Maria Theresa von Paradis, y se vio requerido a huir de Viena y probar fortuna a París, donde ya muchos estaban convencidos que Anton era más mecha que petardo, más pan que jamón, un charlatán, pues. Decidido a darles la razón, Mesmer se inventó un "tratamiento" descabellado en el que pasaba la mano sobre los pacientes y los sometía a rituales en los que participaban imanes y barras de hierro, con lo que "movía el fluido magnético" de los pacientes y los curaba... con el único problema de que no los curaba y con la innegable ventaja de que le pagaban. En 1784, Luis XVI nombró a un grupo de 14 científicos ("científicos de verdad" como dice Íker Jiménez "El Asombrao", para diferenciarlos de los "expertos de milonga" y "científicos de jijijí" como serían, por poner un ejemplo, el Marylin Manson de mandilón blanco que sale en su programa, Carmen Porter y los demás profesionales de los misterios a la carta de la televisión paranormal) a ver si Mesmer realmente había descubierto un nuevo fluído. Personajes como Antoine Lavoisier, Joseph-Ignace Guillotin (sí, ése) y Benjamín Franklin, primer embajador de Estados Unidos en Francia que por entonces cataba los finos vinos, las novedosas ideas y las sabrosas damas de la Francia prerrevolucionaria, hicieron experimentos y concluyeron que Mesmer no había descubierto nada y que los beneficios del tratamiento se debían "a la imaginación", que es como se llamaba antes al "efecto placebo".

Los franceses, inteligentemente, le hicieron caso a Lavoisier, Guillotin, Franklin y compañía y dejaron de engordarle la piara a Mesmer, quien dejó París y vivió sus últimos veinte años en el anonimato, disfrutando la herencia de su mujer.

¿Y qué tiene esto que ver con la hipnosis? Así, de primeras, las chaladuras de Mesmer parecen una forma distinta del desplumamiento de incautos mediante curanderismos huecos, pero...

Bueno, nadie esperaría que el mundo de los vagos viera a Mesmer llenarse los bolsillos y no querer apuntarse al negocio. Para cuando la Real Comisión llegó a sus conclusiones, ya había multitud de "mesmerizadores" recorriendo Europa y forrándose a cuenta de los ingenuos, y las afirmaciones de Mesmer rodaban sin ir acompañadas del informe de los experimentos que las contradecían.

Así encontró el mesmerismo un personaje tremendamente pintoresco, el Abbé Faria, o sea, el abad indostano-portugués José Custodio de Faria cuando llegó a París huyendo de su fracaso en una conspiración política en 1788, y luego participó en la revolución francesa, donde conoció a un discípulo de Mesmer. En 1813, ya olvidados los científicos latosos y los malvados escépticos, Faria decidió que no había "magnetismo animal", sino la fuerza de la sugestión y la autosugestión, que le evocó fenómenos similares en las religiones indostanas de su origen. Acusado de charlatanería, se retiró y murió en la oscuridad. En 1841, un mesmerista viajero fue visto por el médico inglés James Braid, quien al ver a los clientes del mesmerista decidió que estaban en un estado psicofisiológicamente distinto al de la vigilia y el sueño, para el cual inventó el término hipnosis en una publicación de 1842. Curiosamente, Braid quería dejar atrás ideas bobas como que el mesmerista tenía "un poder irresistible" sobre sus sujetos" o que la hipnosis permitía que aparecieran fenómenos paranormales como la clarividencia (más adelante se ligaría con el espiritismo, que se inventaría seis años después). En las propias palabras de Braid, declaró sin lugar a dudas que el hipnotismo no afirmaba producir ningún fenómeno que no fuera "totalmente reconciliable con los principios fisiológicos y psicológicos claramente establecidos".

El tiro le salió por la bienintencionada culata. El mundo de las maravillas pasando primero por taquilla sigue afirmando todo tipo de locuras sobre el tema, simplemente se apropió la nueva palabra de Braid y chau.

Que la realidad no interfiera con la venta


¿Qué se dice hoy sobre la hipnosis en el mundo del delirio paranormal y también, por desgracia, en el mundo de la práctica médica? Burradas como para parar un tren: aquí se revuelve con la persuasión subliminal (y le venden cosas), aunque sabemos que la persuasión subliminal es un mito; aquí van con el cuento de las regresiones (y le venden cosas) pese a que nadie ha demostrado que nadie regrese ni en su vida ni mucho menos a vidas pasadas, y todo parece ser una mezcla de imaginación y memorias artificiales, con frecuencia inducidas por el propio "hipnoterapeuta"; la revista de la charlatanería holística, Discovery DSalud afirma (sin demostrarlo) ¡que la hipnosis cura el cáncer! (aclaremos que esa revista es dirigida por José Antonio Campoy, antiguo director de la revista Mäs allá (de la ciencia), entrevistador de extraterrestres, creyente en espíritus y promotor del delincuente Geerd Ryke Hamer y del presunto genocida Matthias Raath (al que se le siguen muriendo sus pacientes sidóticos) sin que de ello dé noticias la revistucha de Pepe Toño, a quien yo no le confiaría la salud de una col medio seca, ya no digamos de seres humanos; pero aquí lo convierten a usted en hipnotista clínico sin que haya tenido que pasar antes por la escuela (el formulario no habla de requisitos académicos), usted paga 1640 euros, recibe por correo treintaytantas horas de clase y ya puede poner su diploma, su consulta y una caja fuerte para la platuca; el presidente de una de muchas sociedades españolas de hipnosis clínica muy astutamente le ofrece todo menos hipnosis "clínica", sabiendo, supongo yo, que fingir tratar a un paciente lo puede a uno volver inquilino de alguna correccional, pero este alumno de dicha sociedad (donde hizo un "doctorado", ¿será?) no tiene empacho en lanzarse al ruedo ofreciendo: "un protocolo realmente sencillo de aprender y aplicar, con resultados sorprendentemente rápidos, basada en la Psicología Bioenergética, aplicada con dígito puntura, y relacionada con la física cuántica" (tenía que aparecer la física cuántica y la falsísima "bioenergética", ¿cuándo empezaron a enseñar física cuántica en las facultades de psicología, que cuando yo anduve por allí no lo vi en el plan de estudios?);

La pregunta entonces es: ¿existe realmente un estado psicofisiológico distinto de la vigilia y el sueño que podamos llamar "estado hipnótico", "hipnosis" o, como diría el vengador hipnótico Manuel Capella Torres "trance hipnótico" (le recomiendo que compare la "historia de la hipnosis" que nos ofrece el redondo charlatán en el enlace con ésta, porque, claro, él es un profesional con "consultorio" y todo, y quien esto escribe es sólo un barrendero sin título que, eso sí, nunca le ha robado nada a nadie).

Pues la respuesta es que nadie lo sabe. O lo que es lo mismo, todos los que hablan de la hipnosis lo hacen sin un referente real sobre el cual basar sus experiencias, sus "tratamientos" y sus ocurrencias, lo que los pone exactamente a la misma altura de Anton Mesmer dándole un batido de ferretería a una pobre "paciente".

En la próxima entrega, vamos a la hipnosis de hoy en día y a los que viven de ella, las teorías al respecto y por qué no se le puede considerar un fenómeno real, pasando a visitar a los paranormaleros que consideran que el reino de la hipnosis es de su mundo peculiar, los "hipnoterapeutas" de los cuales le hemos pedido datos al ministerio pertinente del gobiernio español y a otros personajoides con la cara dura y la mano presta a cobrar mintiendo.

Para acabar de demoler de una buena vez esta frontera de lo creíble, pues.

El primo de Mariano Rajoy

El presidente y precandidato del Partido "Popular" (derecha bastante de derecha en lo social, lo económico y lo político, explico para quienes no están en España, pero dentro de la democracia, aclaro a solicitud de amigos que quieren dejar claro que el PP no está en la extrema derecha), Mariano Rajoy, declaró ayer muy desenfadado, tratando de quitarle importancia a la preocupación por el cambio climático aprovechando que Al Gore está de oferta por España y le acaban de dar el Premio Nobel de la Paz, que tiene un primo que es científico y le dijo "oiga: he traído aquí a diez de lo más importantes científicos del mundo y ninguno me ha garantizado el tiempo que iba a hacer mañana en Sevilla; ¿cómo alguien puede decir lo que va a pasar en el mundo dentro de 300 años?" Con eso pretendió dejar claro que eset tema "no se puede convertir en el gran problema mundial", con la implicación, claro, de que la preocupación por el cambio climático de los malvados rojos marxista-masónicos antifranquistas y legalizadores del matrimonio entre homosexuales es una distracción de las cosas que de verdad importan, como por ejemplo que cada vez menos personas se toman en serio a la derechona hispana.

El súbitamente famoso primo de Mariano Rajoy, José Javier Brey, es catedrático de física teórica de la Universidad de Sevilla y se distanció rápidamente del asunto diciendo que sus palabras habían sido descontextualizadas y que él de política no quiere saber nada.

Y se entiende la actitud del doctor Brey, al que esperemos que no lo sigan molestando, porque lo que ha demostrado Mariano Rajoy no es nada que haya o no podido decir el doctor Brey, sino una ignorancia supina sobre los métodos, procedimientos y predicciones que puede hacer la ciencia, cosa por otro lado nada extraña entre los políticos profesionales, de derecha o de izquierda, extremos o no.

Porque aunque a Rajoy y a quienes están "totalmente de acuerdo" con él (como la presidenta de la Comunidad de Madrid, que lanzó su "con Mariano hasta la ignominia" para hacerse co-victima del pitorreo generalizado) les parezca "de sentido común" que si no se puede saber qué tiempo va a hacer mañana en Sevilla no se puede saber qué va a pasar dentro de 300 años, el hecho real es que sí se puede, merced a las tendencias estadísticas (las mismas que insisten en que las posibilidades de Rajoy de ganar las elecciones de 2008 son escasísimas).

Por ejemplo, nadie sabe si mañana va a tener un accidente en la autovía del Cantábrico una persona con camisa amarilla, pero sí se puede saber que para fines de año habrá muerto en las carreteras españolas un número determinado de personas. Es más, se puede decir con triste y absoluta certeza que alguien morirá en el puente de la Semana Santa, pese a que no se sepa quién, en qué carretera y con qué marca de automóvil.

Si esto le parece sorprendente a don Mariano Rajoy, imagínese los efectos que podrían presentarse al hacerle saber de experimentos mentales como el del llamado "gato de Schrödinger", o el concepto de la indeterminación de Wener Heisenberg o algunos de los conceptos más enrevesados de la mecánica cuántica, conceptos que tienen una clara expresión matemática pero que parecen paradojas o tonterías al ponerse en palabras, porque el idioma común no es la forma adecuada de formular algunas de las conclusiones de la física cuántica. Por ejemplo, como demostró Niels Bohr, los electrones no "giran" en una "órbita" alrededor del núcleo de los átomos, sino que aparecen y desaparecen, y pueden estar en cualquier lugar, desde pegado al núcleo hasta el extremo opuesto del universo, pero lo más probable es que esté en las llamadas "órbitas", que no son sino "nubes de probabilidad".

Bueno, pues esta física cuántica sin números es la que suelen utilizar algunos notables cocohuecos para tratar de engarzar la física, esa materia tan seria y tan demostrable, con la magia, el new age (o niuéich), el esoterismo y las más diversas patrañas que pueda a usted contarle un periodistilla ido a más con poca iluminación y un atrezzo de carcajada los domingos por la noche (es sólo un ejemplo). Es la "física cuántica de juguete" de los Sheldrakes, las Ramthas, los Masarus Emotos, los Paulinos y fauna similar, ocupada principalmente en la depredación de los bolsillos ajenos.

El concepto que pueda tener entonces Mariano Rajoy de lo que sabe la ciencia, de cómo lo sabe y de qué no puede saber en realidad no es nada desusado ni extraño. Por el contrario, uno se atrevería a decir que es la norma, en la medida en que es "normal" que un ambiente educativo, escolar y mediático como el que experimentamos en la actualidad y en todo el mundo arroje ese lamentable resultado en sus víctimas, incluido alguien que pretende ni más ni menos que regir los destinos de la octava economía mundial, la española. ¿Qué cree usted que entenderá o pensará Rajoy (o cualquier político, no excluyo al actual presidente de gobierno Zapatero) cuando se le diga que se necesita presupuesto para el mantenimiento de uno de los telescopios del observatorio del Teide, o para el análisis de las pautas de desplazamiento de los linces ibéricos, o para estudiar, como me explicaba mi querido amigo y genial físico Luis Mochán, por qué si la mayor parte de la materia es espacio vacío actúa como un sólido... y eso por no entrar en las áreas más extrañas y complejas de la física, la genética o las neurociencias. Fuera de las investigaciones con aplicaciones más evidentes y fáciles de explicar, el resto de todo el complejo universo de la búsqueda, consecución y desarrollo del conocimiento pueden parecer tan abstrusos, inútiles y delirantes que pueden verse, desde la arrogancia del poder político, con tal desprecio que "no se pueden convertir en el gran problema mundial".

En este caso, al menos, los políticos no tienen soluciones porque son, precisamente, parte integral del problema.

octubre 18, 2007

Ya, ya, pero ¿cómo lo sabe?, ¿puede probarlo?

Actualización al 19 de octubre: A James Watson le están dando hasta por debajo de la lengua por sus comentarios racistas. Un enlace excepcional del diario argentino La Nación nos llega por cortesía de Alejandro Agostinelli que recuerda que a) la idea de "razas" no es aplicable a los seres humanos (crean lo que crean los esoterinazis) y que b) no hay definición objetiva y aceptada de "inteligencia". Entretanto, el laboratorio Cold Spring Harbor quitó a Watson sus responsabilidades administrativas, quizá pensando que a Watson le puede la edad, no que sea el racista que, dicen quienes lo conocen, es sin más. Menos amables, los miembros de la Federación de Científicos de EE.UU. (FAS), que reúne a 68 Premios Nobel de varias disciplinas, dicen sin más que Watson "ha perdido la razón al decir tamañá barbaridad sin una sola prueba.

El brillantísimo biólogo James Watson, que junto con Francis Crick desentrañó la estructura del ADN en 1953, dijo al Sunday Times de Londres que temía por el futuro de África porque "todas nuestras políticas sociales se basan en el hecho de que su inteligencia es la misma que la nuestra, mientras que todas las pruebas dicen que realmente no", y abundó diciendo que él esperaba que todas las personas fueran iguales, pero "la gente que ha tenido que tratar con empleados negros descubren que esto no es cierto".

Ante esto, claro, encontraremos todo tipo de reacciones, desde el rechazo (aplaudible) a tamaña barrabasada hasta las explicaciones sobre los métodos de "medición de la inteligencia" (que son cuando menos cuestionables) y hasta las rasgaduras de vestiduras (que no vienen al caso). Pero en lo que ocupa a este blog, lo interesante pueden ser las reacciones por parte del mundete del misterio y la anticiencia. Las que un servidor espera (por la experiencia que da el pasar tres décadas escuchando las necedades del paranormalerío) son: a) "esto demuestra que la ciencia es racista" (o sea, de repente, James Watson quedará nombrado por la asociación parapsicopatología como el verdadero y único vocero de toda "la ciencia") o bien b) esto demuestra que la ciencia no sirve para nada (como si las afirmaciones de Watson fueran realizadas en su carácter de científico y no en plan de gringo racista común y corriente, es el tipo de lógica de sacamocos tipo "como Oscar Wilde era homosexual, todos los escritores son homosexuales"), o incluso c) "ahora vamos a ver si los que creen en la ciencia" (como si fuera asunto de creencias) "también defienden a Watson", que es una variante de la anterior.

En realidad, las afirmaciones de James Watson, como las de J.J. Benítez, Íker Jiménez , B.B. King, Isaac Asimov, la bruja Lola o mi tía Eufrosina deben analizarse del mismo modo. Por un lado, ciertamente la experiencia tiene un peso que no podemos descontar (pero que tampoco podemos convertir en argumento de autoridad para obnubilarnos). Es decir, si Íker Jiménez habla de cómo hacer negocio con lo falsamente misterioso, si B.B. King habla de la interpretación del blues en guitarra o si mi tía Eufrosina pronuncia una conferencia sobre las mejores recetas de lomo al horno, uno presta más atención porque hablan de lo que saben. En cambio, si mi tía Eufrosina hablara sobre la Revolución Francesa, si B.B. King hablara sobre las corrientes pictóricas del medievo o si Íker Jiménez hablara sobre astronomía, paleoantropología, criminalística, historia del arte o parapsicología, seríamos más cautos, pues resulta aparente que estas personas están entrando en terremos de los cuales no tienen tanta información.

Pero ahora pensemos que el hobby del gran maestro B.B. King fuera, efectivamente, la pintura del medievo. A poco que lo escucháramos, sabríamos que sí tiene datos sobre el tema, mientras que en el caso de mi tía Eufrosina, podríamos llevarnos una sorpresa gorda por no saber que ella, en su no muy lejana juventud, fue parte de grupos de estudios, organizó la ayuda a la legítima república española contra los milicos golpistas y se ha leído todo lo que pudo sobre los movimientos revolucionarios del siglo XVIII.

Todo esto significa que hay que echar fuera los prejuicios. Nadie es sabio por ciencia infusa, y los argumentos de "es que es físico", "es que tiene un doctorado", o "es que se sopló ochenta mil kilómetros detrás de un ovni que resultó ser la mancha de una mantis religiosa que chocó contra el parabrisas de su Lamborghini Miura" no sirven para nada.

Bien, Watson sabe de genética, fundó la disciplina. Es asesor de un centro que investiga la expresión de 20 mil genes en el cerebro del ratón adulto, y encabeza el Laboratorio Cold Spring Harbor, pero los propios directivos de ese laboratorio de estudios sobre cáncer y genética se apresuraron a declarar "Cold Spring Harbor Laboratory no se ocupa de ninguna investigación que pudiera siquiera usarse como base para las declaraciones que se le atribuyen al dr. Watson".

Entonces, le hacemos al doctor James Watson, premio nobel de medicina y fisiología, maestro de generaciones y hombre respetado que acaba de publicar sus memorias como científico, lo mismo que le preguntamos a un barrendero sin título, a un cocinero o a un empleadete de la televisión que vive con los pelos de punta: "¿cómo lo sabe?" y "¿puede probarlo?"

Los lectores atentos sabrán que éstas son las dos preguntas con las que este bloguero de ínfima categoría, y muchos de más altos vuelos, numerosos racionalistas, escépticos y enemigos del embuste organizado han hecho enfurecer a todo género de médiums, vendedores de cuentecillos, "expertos" autonombrados, seudoperiodistas sin ética, esoterinazis de cuarta, negociantes del dolor humano y muchos más miembros de la fabulosa tribu del uyuyuyante asombro ante el misterio de ocasión.

A don James lo tratamos ni más ni menos que como tratamos a un pavo como Bruno Cardeñosa: queremos saber cómo sabe lo que dice que sabe. Durante cuatro días, hasta el laboratorio que encabeza se ha desmarcado de sus absolutamente imbéciles afirmaciones racistas, pero lo único que ha ofrecido Watson como "prueba" es su creencia (irracional, sin sustento alguno) de que en unos "diez años" se descubrirán los genes de la inteligencia y le darán la razón, y se ha callado ante los miles y miles de periodistas que quieren preguntarle de dónde sacó tamaña burrada racista.

O sea, lo que podemos concluir de momento no lo sabe y no puede probarlo.

Por tanto, la afirmación de Watson sólo puede ser calificada igual que calificamos a las niñas fantasmas de Íker, los estudios de Bruno sobre la historia de la mesoamérica prehispánica y las caras de cemento de Pedro Amorós: basura intelectual emitida para llevar agua a su molino, producto de una creencia irracional perniciosa y una muestra de falta de ética que lo pone a la altura de los vendedores de piedras de Ica y dinosaurios guanajuatenses. Y se aplaude que diversas universidade y museos británicos hayan cancelado las conferencias que tenía que dar Watson en los próximos días para promover su libro de memorias. Ojo, no estamos a favor de la censura en modo alguno, y yo personalmente estoy dispuesto a defender el derecho de James Watson a decir lo que piensa, sin importar que yo opine que sus ideas son repugnantes, pero no estoy de acuerdo que se le permita usar tribunas que no están diseñadas para eso, del mismo modo que los paraninfos universitarios y los observatorios y planetarios no están para que un vivillo haga alertas ovni en ellas. La libre expresión, uno de los principales derechos humanos, no significa que uno tenga derecho de tomar al abordaje todas las tribunas para que sólo suene nuestra voz. Así que James Watson puede hablar en los medios, donde cabe cualquier cosa, y en las reuniones del Poder Blanco, del KKK y de Stormfront, pero no en las universidades y museos.

¿Dónde deja eso a los demás descubrimientos y trabajos de Watson? Exactamente donde estaban. Lo que ha probado está probado sin importar que fuera él quien lo probó, y sus estupideces son estupideces sin importar que él sea famoso.

La lección es tan sencilla que seguro nuestros amigos los vendemotos y rarólogos otra vez no la van a entender.

octubre 05, 2007

¿Terror parasitológico?

Decía Howard Philips Lovecraft en su ensayo El horror en la literatura que "la más antigua y más poderosa de todas las emociones es el miedo, y el más antiguo y más poderoso miedo es el miedo a lo desconocido". Sobre esas bases, crea un brillante entramado que le permite analizar el terror como herramienta literaria. El terror, hasta Poe, generalmente explotaba el miedo a los muertos como los monstruos que destruyen la realidad, Poe inventó al monstruo como vecino, como algo cotidiano, Lovecraft creó los terrores cósmicos de los "Mitos de Cthulhu" y el neoterror ha llegado a proponer que no podemos huir del monstruo porque el monstruo vive en nosotros o, incluso, somos nosotros. Todo esto permite explorar los sentimientos, emociones y motivaciones humanas por medio del arte, como siempre, que ya decía Elías Canetti que el ser humano siempre ha reflexionado sobre los mismos temas.

Aunque los culteranos de rigor desprecien al terror, como lo hacen con la ciencia ficción, la literatura policiaca y otros esfuerzos "de género", su eficacia es indudable, como reveladora es su recepción por parte del público, desde el Drácula de Stoker hasta Los libros de sangre de Clive Barker, y pasando por el Frankenstein y Freddy Krueger.

No desespere el lector, que esta entrada sí tiene que ver con la temática del blog, como verá, lo que pasa es que antes hay que pasar por un próximo estreno de cine español de gran nivel, la cinta El orfanato de Bayona, coproducida por Guillermo del Toro. Se trata de una película de terror, hasta donde sé y hasta donde me habían dicho, muy en la onda del trabajo de Guillermo, que consiguió reconocimiento con Cronos y desde entonces ha explorado con gran éxito y capacidad narrativa varias historias de fantasía y terror. Lo que se había dicho de El orfanato era que se trataba de un filme de terror y más o menos de fantasmas, un poco en la indecisión de la estupenda novela La vuelta de tuerca de Henry James.

Bueno, eso creía yo.

Pero resulta que el éxito mediático y editorial de los vendedores de misterios ha trascendido también al mundo del cine y del periodismo supuestamente serio. En notas de la agencia Colpisa, además de una nota de Javier Ludeña Fernández, resulta que esta película es de "terror parapsicológico".

¿Será el terror "parapsicológico" una historia de falsos himbestigadores vendemisterios persiguiendo a sus fans para teleportarles la cuenta bancaria al caer la noche? ¿O es simplemente que Colpisa y Javier Ludeña han caído bajo el influjo del monopolio mediático charlatanesco y ahora creen que llamar "parapsicológico" a lo que antes era meramente "preternatural" o "sobrenatural" le da más presencia a la película o los hace parecer a ellos periodistas "más enterados"?

"Terror parapsicológico", sinceramente espero que el mote no pegue... entre que ahora muchos de los profesionales del embuste misteriosón creen que escriben novelas y la idea de que la farsa de la parapsicología tuviera algo que ver con el arte, la creación y los puntos finos de la exploración del ser humano, no sólo corren el peligro de seguirles haciendo creer a los vendemotos que el éxito económico sustituye al respeto al público y a todo código deontológico, sino que ayudarán a desprestigiar fomas de narrar historias que no merecen ser mezcladas con los negocios del misterio por docena.

Digo yo. Porque... El orfanato es una película de terror serio, ¿o no?

Actualización 9 de octubre a la 1:45 de la madrugada: He visto a la protagonista de El orfanato, Belén Rueda, en televisión hablando con mucho entusiasmo de la obra cinematográfica en la que ha trabajado y definiéndola como "terror psicológico", algo totalmente creíble como el tipo de cosa que sí creo que promueva con entusiasmo Guillermo del Toro. Vaya, muy lejos de la paja mental del "terror parapsicológico" que la babosería petulante suelta con el entusiasmo propio de la estulticia absolutamente virginal.

octubre 01, 2007

Otro agobio para los charlatanes

El nuevo periódico español Público parece decidido a sustraerse al hechizo de la charlatanería y el mucho dinero que maneja y ofrece. Una de las primeras cosas que se hicieron notar fue que el diario no tenía horóscopo, esa colección de doce vaguedades que por desgracia siguen trayendo los diarios en todo el mundo, y sólo algunos anotan que se trata de piezas de diversión que en realidad no tienen nada que ver con la "predicción del futuro" ni milongas similares.

Ahora, el periódico Público se ha hecho eco de un estudio de la universidad sueca de Linköping que comprueba por enésima vez que la acupuntura (esa especie de "vudú pero con buen rollito", frase con la que he conseguido bonitos insultos por parte de los seudomédicos seudochinos ibéricos) tiene como mucho el mismo valor de un placebo, es decir, que la gente cree que le funciona porque cree que le funciona, pero en realidad las agujas no hacen nada que no sea permitir vivir sin trabajar a unos vagos a los que les gusta sentirse médicos sin tener que soplarse el arduo estudio de la carrera con sus enredadas materias científicas como la fisiología, la citología y la patología.

Junto con la nota, vale la pena leer los comentarios, sobre todo los del sector crédulo y fiel a su religión anticientífica.

¿Habrá conciliábulo de charlatanes para ver cómo se cuelan en Público y lo meten al redil? Se aceptan apuestas.

septiembre 10, 2007

El Síndrome Pepe Pótamo

Hace mucho tiempo hemos visto que los amantes de lo preternatural y los vendedores de lo mismo tienen una visión de sí mismos que se ubica más o menos entre Jim de la Selva, Indiana Jones y Pepe Pótamo, personaje este último que da nombre a un síndrome singular del himbestigador.

El paciente con Síndrome de Pepe Pótamo se siente "investigador" aunque en realidad nunca ha "investigado" nada según los cánones de las formas de investigación más conocidas: la científica, la criminalística o la periodística. Sin embargo, debido a una empanada mental de proporciones homéricas, confunde "investigar" con "explorar", y en su curiosa mente de dibujos animados los "exploradores" generalmente usan ropa caqui, salakoff, pantalones cortos, chalecos milbolsillos, botas de campaña, turbante o gorro de capitán de barco, fuman en pipa y se comportan como una displicente mezcla de Corto Maltés y Humphrey Bogart en "La reina de África". Este despropósito fue promovido de modo especial por dos personajes: Erich Von Däniken y Jiménez del Oso, que tenían un gusto especial por retatarse con disfraces estrafalarios en localizaciones "emocionantes" para dar al espectador la idea de que merecen alguna admiración porque se juegan el tipo para ir entre miles de sufrimientos a donde no ha llegado la huella del hombre (o eso dicen) con objeto de... pues no sé, de filmar algo y vendérselo a la tele, básicamente, porque no han aumentado en nada el conocimiento de esta humanidad giratoria.

Siguiendo esta curiosa tendencia de la parapsicopatología, algunos miembros de la selección sub-40 de IQ se lanzaron a un viaje que le han presentado a su sufrido público como la hazaña de Lawrence de Arabia, e iban muy bien, salvo que en menos de doce horas fueron descubiertos y sacados a secar al sol por nuestro amigo "El gourmet de provincias", que ya en otros casos le ha dado un repaso a la banda de cuentacuentos del Íker Jiménez "El Asombrao", y esta vez nos ha provocado tanta indignación como risa en su brillante entrada: "Tomar el pelo al espectador incauto", sobre la última película de aventuritas de pega protagonizada por los comparsas de Cuarto Milenio. No se la pierda.

septiembre 04, 2007

Libertad para Van Roosmalen

Uno de los más distinguidos primatólogos del mundo, Marc Van Roosmalen, nombrado "héroe del planeta" por la revista Time en el año 2000 por su trabajo de defensa de la selva amazónica, que dejó su natal Holanda para vivir en Brasil desde hace más de 20 años y asumir la ciudadanía brasileña con objeto de estudiar a los primates del Amazonas, donde ha descubierto varias especies y un nuevo genus de primates, ha sido procesado en Brasil (como extranjero, sin que se le reconozca su ciudadanía), y condenado a casi 16 años de prisión (el máximo posible según la ley) por cargos diversos, entre ellos el de "biopiratería".

Marc Van Roosmalen no ha cometido ningún acto de "biopiratería", pero al parecer la burocracia carioca lo quiere convertir en "un ejemplo", sea o no culpable. De momento, está libre bajo fianza mientras recurre o apela la sentencia, si pierde el recurso o apelación, deberá volver a prisión. A los 60 años de edad, una condena de 15 años y 9 meses equivale a una sentencia a muerte, máxime en un sistema carcelario como el brasileño.

No hay nada peor que una ley en manos de un burócrata incompetente y malintencionado. Peor si es una ley hecha para un gobierno autoritario, en un esquema donde el ciudadano está desprovisto de recursos ante un estado aplanadora, como es el lamentable caso de nuestra América Latina.

Recuerdo que, en México, existe, en el Código Penal Federal, el delito de "ataques a las vías de comunicación", diseñado para penar hasta con 20 años a los autores de actos terroristas, levantamientos y motines graves que interrumpan las comunicaciones en el país. Pero resulta que, según el burócrata en cuestión, quien haga una manifestación bloqueando una calle que obligue a un autobús a ir por una ruta distinta, está cometiendo ese mismo delito y recibe la misma pena interpretando con mala leche el artículo 170 de dicho código. Así, cuando el autoritarismo mexicano quería dañar a un opositor, manifestante, líder sindical independiente, dirigente de un grupo no comprable o estudiante revoltoso, le arrojaba encima doce o quince acusaciones de delitos graves, entre las que nunca faltaba el ataque a las vías de comunicación, para el que el fiscal pedía siempre los veinte años redonditos, ni un minuto menos.

Así, las leyes malhechotas para servir a un esquema autoritario pueden ser objeto de la tontería incluso de burócratas pertenecientes a un gobierno que pretende acabar con el autoritarismo histórico de su país, como está ocurriendo hoy en el Brasil de Lula, para vergüenza del partido en el poder y del presidente en el que tantas esperanzas siguen depositadas.

Brasil ha sido víctima de la rapiña y ferocidad del "primer mundo" desde que desembarcó por allí Pedro Álvares Cabral en el 1500. El caso más sonado, sin duda, fue la piratería de Sir Henry Wickham, que sacó de contrabando semillas del árbol del hule, acabando con los beneficios que esta planta daba a Brasil. No es el único caso. En la década de 1970, la farmacéutica Squibb usó el veneno de una serpiente amazónica para crear un medicamento contra la hipertensión y los fallos por congestión cardiaca, sin jamás darle a Brasil ninguna parte de los beneficios, cuando en justicia le pertenecerían por tratarse de su riqueza biológica.

Ello llevó a la creación de una muy razonable ley contra la biopiratería que se ha estado utilizando mal, limitando investigaciones científicas que no tienen los propósitos prácticos y crematísticos de Sir Henry o de las farmacéuticas, atemorizando a los científicos, en especial los extranjeros y dando un lamentable espectáculo mientras la burocracia brasileña se le oculta a los periodistas y se rehúsa a explicar nada, como no sea a través de boletines que repiten que están "defendiendo la soberanía" basados en las "leyes promulgadas por el congreso", cosa que en los países latinoamericanos básicamente se arguye para cualquier ocurrencia del supremo gobierno, y silencio ranas que va a predicar el sapo.

Los "delitos" de Van Roosmalen parecen tener que ver con el carácter más bien independiente del científico. Ya tuvo problemas cuando trabajaba en el Instituto Nacional para la Investigación del Amazonas, por tener la osadía de enviar heces fecales de un mono para su análisis en un laboratorio extranjero. Cuando la revista Time le dio el nombramiento de "héroe del planeta", las envidias llevaron a su despido del órgano burocrático. Como investigador independiente, se le ocurrió la triste idea de pedir donaciones para seguir trabajando, ofreciendo usar el nombre de los benefactores para dar nombre a las especies que descubriera (práctica común en la biología, las notas de prensa hablan de que reyes y duques financiaban expediciones científicas a cambio de la inmortalidad en el sistema taxonómico). Resulta que esta vez, el gobierno brasileño sintió que tal oferta era una violación de su soberanía y utilizó el asunto como una de las principales acusaciones contra el científico. La otra era que tenía monos en su casa, acusación que no tiene en cuenta que en su casa Van Roosmalen tenía un hospital para sus monos, no los tenía de mascotas. Finalmente, algunos conocidos de Van Roosmalen aseguran que su lucha contra los taladores hizo que se movieran resortes, palancas y relaciones de los poderosos comercializadores de la madera amazónica, algunos de los cuales son "políticos" según asegura el Taipei Times que dijo John Chalmers, empresario británico cercano al trabajo del reconocido biólogo.

Muchos científicos están molestos por la situación. En un congreso en México en julio, 287 científicos de 30 países firmaron una petición de libertad para Van Roosmalen y expresaron su alarma ante el ánimo persecutorio de las autoridades brasileñas implicadas.

En palabras de un amigo de Van Roosmalen, Wim Veen, quien ha iniciado un fondo y movimiento para su defensa, "Si alguien en Brasil está defendiendo el Amazonas, es Marc, lo que hace que resulte especialmente cínico que lo conviertan en víctima de una legislación no pensada para él, sino para quienes desean extraer las riquezas de la pluviselva tropical para su propio beneficio económico".