agosto 26, 2004

Nos escribe un charlatán

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Hace algunas entradas, cuando hablábamos de El derecho a la información sobre la enfermedad, escribimos un parrafito, pequeño y escueto, a modo de ejemplo sobre las memeces que se divulgan sin ningún respeto a las personas que padecen enfermedades reales. Dijimos:

"Se dice" que el ajo "sirve para" la diabetes. Lugares sin ningún escrúpulo como el sitio chileno Servicioweb.cl en su sección "Plantas medicinales" se atreven a hacer aseveraciones como la siguiente: "Actúa eficazmente contra la diabetes y el exceso de azúcar en la sangre (hiploglucemia)".

(¿"Hiploglucemia"? ¡La madre..!)


Vaya, nada grave. Dijimos que afirmar que el ajo "actúa eficazmente contra la diabetes" es una irresponsabilidad gigantesca. Y que no existe la "hiploglucemia", sino la "hipoglucemia", aunque la diabetes no se asocia a esto, sino a la "hiperglucemia", que es lo contrario, el exceso de glucosa en sangre.

Pues a vuelta de email recibimos un bonito correo con el título "LE ESCRIBE UN CHARLATÁN". Compartidos y amables como somos, pasamos a invitarlos a disfrutar de las sentidas palabras de alguien que dice llamarse "Mario Silva G.", que podría ser sin duda otra persona o un hacker que abusa del verdadero don Mario. Sus palabras en cursivas, nuestra respuesta en negritas.

Espero que al recibir estas líneas, se encuentre bien para así no privar al mundo de sus exquisitas palabras cuando de críticas se trata. Soy Mario Silva webmaster de www.servicioweb.cl el sitio chileno que haciendo uso de la macabra charlatanería dio motivo a un artículo suyo.

A ver don Mario, no exagere. El motivo de mi artículo son los muchos desvergonzados que por todos lados andan presumiendo de saber medicina y farmacología de manera engañosa. Pero hablaba yo de la diabetes, que es una enfermedad sobre la que se ceban inmisericordemente todo tipo de sanguijuelas aprovechándose de la terrible tensión emocional que ocasiona esta afección a quienes la padecen. Así que busqué en la red "remedios" contra la diabetes en español y me encontré su sitio. Más que motivo, su sitio es un ejemplo menor en esa entrada. Ahora lo disecaremos más a fondo para tenerlo contento.

En un comienzo, al leer el artículo una ola roja me inundó pues a mis 67 años me cuesta un poco controlar ciertas cosas. Pero luego me reí y me dediqué a buscar algún correo donde escribirle. Me dolió lo de "tipejo" o que se acordara de "¡la madre...!" que afortunadamente aún goza de buena salud y de sumergirme en el "mundo siniestro de los charlatanes" sin antes haber echo usted algo , un intento al menos, por contactar a este paria que insultó al mundo con tamaño desacierto sobre las propiedades del mentado ajo.

Falsea usted mis palabras y miente al sugerir que me metí con su progenitora, cuando se trata de una simple expresión de asombro e incredulidad ante la "hiploglucemia" que equivocadamente, más allá del error tipográfico, se asocia a la diabetes. Lo de "tipejo" no era exactamente para usted, pero si le queda el saco, no se lo voy a arrebatar. No tengo por qué ponerme a comunicarme con todos los promotores de mendacidades que hay para intercambiar recetitas ni tomar el té. Mi interés, como siempre lo he dicho, son principalmente las personas, en particular jóvenes, que se enfrentan a sus afirmaciones descabelladas, para que aprendan a hacer dos preguntas ante cualquier afirmación a la que se vean expuestos: ¿Cómo lo sabe? y ¿Puede probarlo? Si usted no sabía que eso es lo que hay que preguntar, pues eso es. Más datos en nuestra Guía para detectar a los pillastres y a sus patrañas.

En ocasiones he recibido de hombres legos criticas constructivas al contenido de mis páginas pues la mayoría de los artículos los encuentro por ahí... en la red.

Concederá usted que no es muy sólida forma de ofrecer información agarrar simplemente lo que haya "por ahí".

Es mi entretención, a mi edad, para no quedar obsoleto y estar vigente en lo que a computación, redes, programación, Internet, radio etc. Lamento no poseer todo el conocimiento y además en todos los diferentes caminos del saber para que todo lo que haga tenga la perfección digna de sólo elogios. Pero si he tenido la suerte de encontrar amigos en distintos lares que con sabiduría y mucha paciencia han colaborado con criticas constructivas directas antes de derramar el mar de epítetos que dañan.

Lo felicito por pasársela tan bien. Pero el noble y muy válido deseo de no quedar obsoleto no es excusa para ser desprolijo y difundir mentiras altamente peligrosas. Si se enmienda, verá cómo, a más de encontrar amigos, se siente usted mejor porque no daña a ningún crédulo en potencia que acepte como verdad sus palabras. Y no recibirá usted de este lado epitetos, sino un amplio reconocimiento tan full-contact como las críticas a las que tenemos derecho.

Bueno señor. Esta misiva tiene el objetivo de desahogarme solamente y ya lo he echo.

Lo felicito. Ahora, en lugar de desahogarse, sería muchísimo más ético que resarciera el daño que pudiera haber hecho.

Ah... por cierto... He eliminado el párrafo que originó su crítica.

Lo felicito aún más. Lástima...

... lástima que haya mucho más.

Don Mario, suena usted como una persona sensata y razonable, de buen talante y hasta simpaticona. Y además parece no ser proclive a la feroz dictadura que destrozó a su país y sin quererlo me dio a mí muchos buenos amigos chilenos, acogidos por México para salvarlos de la barbarie (y nos dio el dolor de no haber podido salvar a tantos que necesitamos para las batallas de hoy). Pero barbarie también es, toda proporción guardada, engañar enfermos con promesas falsas y crueles.

No es "un párrafo" lo que "motivó" mi crítica, es la actitud de promoción de falsas medicinas que tiene la sección de referencia. Y si usted quitó ese párrafo, siguen en su sitio Web mentiras como las siguientes:


"Se sabe que el ajo es un antidepresivo por excelencia, debido a que aumenta enormemente la vitalidad, y por consiguiente la calidad de vida."

Por favor, ¿cómo se sabe eso?, ¿quién lo dice?, ¿cómo se ha probado? ¿Cuál es su fuente? La inmensa sarta de mentiras sobre el ajo que sigue presente allí, donde cualquiera puede verlas, no tiene siquiera una mención a que tales afirmaciones extravagantes son creencias que nadie ha demostrado en un laboratorio y que hay quien sugiere que son peligrosas, y por supuesto que no sustituyen a un tratamiento médico y psiquiátrico con antidepresivos y terapia.

"Si queréis saber la dosis diaria recomendable sería un diente de ajo al día, pero en casos de dolencias graves, como reumatismo deben tomarse varios."

¿De dónde se sabe, de dónde se conoce o cómo se siente alguien calificado para dar como "dosis diaria recomendada" para una persona con reumatismo una vaguedad como "varios ajos" en lugar de un tratamiento serio? La artritis reumatoide puede ser una afección terriblemente incapacitante y desesperante. ¿Merecen sus víctimas falsas promesas y cuentos despiadados?

Pero no para allí la cosa. Recorriendo esa sección de su sitio se leen afirmaciones aventuradas, falsas, engañosas y desinformadoras sobre al menos otras siete plantas "medicinales" a las que les atribuye tal cantidad de capacidades milagrosas que lo dejan a uno turulato.

Sobre el áloe vera, una de las actuales modas de la falsedad médica, suelta, por poner sólo un ejemplo, lo siguiente:


"El Doctor Asai, descubrió que el Ging-Seng, las setas Shitake y el Aloe Vera, contenían fuertes propiedades de Germanio. También demostró que el Germanio es de una importancia capital para la propia vida de las plantas, debido a su papel catalizador. Es comparable al de la clorofila."

Suena como si allí sí tuviera usted una fuente sólida, nada menos que un doctor que descubrió el "germanio" en algunas plantas. Pero no.

El doctor Kazuhiko Asai, no es médico, sino que estudió jurisprudencia en Tokio a principios de siglo y minería y metalurgia en el politécnico de Charlottenburg, en Berlín, durante la Segunda Guerra Mundial. Se dedicó al estudio del carbón a su vuelta a Japón y recibió varios premios por su aportación tecnológica. Entre esos reconocimientos se le dio, en 1962, un doctorado de tecnología por la Universidad de Kyoto, no uno en medicina.

Ya mayorcito sufrió el delirio de que sabía fisiología y biología, además de medicina, creyó descubrir "un milagro" en el sesquióxido de germanio y escribió en 1980 un tamal llamado modestamente: Miracle Cure: Organic Germanium (Cura milagrosa, el germanio orgánico) que firmó usando engañosamente su doctorado como título. En él aseguraba que el germanio, cuando proviene de fuentes "orgánicas" en la forma del mencionado compuesto, tiene propiedades milagrosas al grado que, como todo bálsamo de Fierabrás inventado por irresponsables, "sirve para el cáncer". Léalo aquí, en traducción al inglés del tabique de Asai.

¿Lo supo acaso don Kazuhiko en experimentos controlados, con protocolos científicos y estudios de doble ciego? Para nada, lo que hizo fue, como Hahnemann con el cuento de la homeopatía, un par de experimentos incontrolados sobre sí mismo, un par de experimentos que nadie controló sobre unas ratas y zas, a escribir su libraco sobre la salud. Entre las barbaridades químicas que suelta en tal libro está que es un "sustituto del oxígeno" para unirse a "sustancias de desecho" del cuerpo que nunca identifica. Las "teorías" enloquecidas de Asai han sido recogidas con entusiasmo por todo tipo de charlatanes practicantes de las más diversas supersticiones seudomédicas económicamente rentables, en particular el impresentable Karl Loren, que distribuye el germanio "verdadero" que fabrica en Japón Tokai Sangyo bajo el nombre "Vibrant life" (vida vibrante). Es un negociazo que la ciencia real, la medicina, la biología molecular y la fisiología no toman en cuenta porque no sirve para nada.

Pero eso no es todo, el sitio Quackwatch del doctor Barret, en su sección sobre el cáncer nos informa: "Aunque estos compuestos (habla entre otros del sesquióxido de germanio de Asai) han sido objeto de investigaciones legítimas, hay poca o ninguna evidencia de que sean efectivos para el tratamiento de ninguna enfermedad grave, y todos han demostrado un potencial para ser dañinos. Los productos de germanio han causado daños renales irreversibles y muertes (Obara K. and others. Germanium poisoning: Clinical symptoms and renal damage caused by long-term intake of germanium. Japanese Journal of Medicine 30:67-72, 1992). La Agencia de medicamentos y alimentos de los EE.UU. (FDA) ha prohibido su importación y decomisado productos de varios fabricantes estadounidenses."

Jalando la hebra de una afirmación en apariencia inocente, se llega a la madeja de un abuso monumental que ha costado vidas humanas.

Por favor, don Mario, ¿qué importa si mis críticas son altisonantes o mis modotes no le gustan a usted? Estamos hablando de afirmaciones sobre pseudomedicinas que MATAN GENTE por sus efectos secundarios o al alejarlos del tratamiento médico, y que siguen allí, colgadas de la sección lamentable de "plantas medicinales" de su muy amplio sitio, que por otra parte no parece objetable.

(Para terminar, algunos auténticos miserables que se merecen epítetos realmente ofensivos, recomiendan el germanio contra el Sida, lo que es una forma de crueldad que me parece monstruosa.)

Se despide don Mario:


Y ahora para proporcionarle un instante de esparcimiento le invito a escuchar mi radio que es otro de mis amores, donde podrá escuchar además mi voz trasmitiendo a ver si le agrada. escuche la emisión con winamp instalado en http://200.104.31.14:8000/listen.pls. Un saludo ya en calma de un servidor

Venga, don Mario, yo también soy gente de radio, desde hace al menos veinte años. Quite usted sus páginas dañinas y peligrosas, o al menos anóteles a todas que contienen suposiciones y creencias no convalidadas científicamente, señale que el uso de las plantas que promueve puede tener efectos secundarios que los naturópatas siempre niegan, mentirosamente y aclare que no sustituyen la atención de un profesional de la salud... o, mejor aún, cámbielas por la promoción al pensamiento crítico, científico y cuestionador de cuanto se nos ofrece.

Es una mucho mejor manera de mantenerse fresco a su edad. Si usted cree que con esta promoción está haciendo el bien y está honradamente engañado, puede cambiar, darse cuenta de los peligros que encierra su buena fe, y acabar beneficiando a los sujetos de su comunicación. Si no, pues no.

Y manténganos informados sobre lo que pueda declarar el miserable Pinochet sobre el salvaje asesinato de Víctor Jara, cuya música y optimismo por un mundo mejor y más justo (que de eso también se trata todo este vals) sobrevivirán al dictador. Y yo quisiera escuchar aquélla de "El hombre es un creador", o la versión de Mercedes Sosa cantando "Te recuerdo, Amanda".


(Postdata al día siguiente: felicidades a todos los chilenos y a toda la gente de bien por el desafuero de Pinochet.)